HIGUEY. Los jóvenes que trabajan en la barbería “Benjamín”, en el sector Nazaret de Higüey, todavía no se atreven a regresar a su trabajo. El dueño de ese negocio, conocido por el mote de “Barber Show”, no quieren ir a trabajar “por el trauma que pasaron”.
La razón del temor de estas personas tiene nombre y apellido: Ángelo Santana, el hombre que la tarde del pasado sábado 24 sembró el terror en varios sectores de Higüey, disparando a diestra y siniestra, alcanzando sus balas a seis personas que hirió mortalmente.
En la barbería “Benjamín”, el pistolero hizo posada y disparó sin piedad a lo interno del negocio, hiriendo a uno de los barberos y atemorizando al resto de los presentes.
“Ese día no había luz y me fui para mi casa, y cuando me llamaron ya el caso había pasado. Solo había dos barberos y uno está herido. Ni quieren trabajar por el trauma que pasaron; las muchachas que tengo aquí tampoco han venido por eso. Ese mismo día en la mañana él (Santana) vino y nos saludó bien; el tipo era chévere; estamos sorprendidos; fue el diablo que se apoderó de su mente”, narra el dueño de la peluquería, la cual cobró fama tras formar parte de varios videos sobre esta tragedia que circulan en las redes sociales y grupos de WhatsApp.
La vida de la gente de Nazaret no es la misma. Y no lo será por mucho tiempo. La “Barber Show” indica que pese a toda la gente sigue yendo normal a recortarse, ya que no fue un problema que surgió de ahí. Dice que no sabe qué le pasó a Santana, porque “desde que llegaba a su negocio pasaba aquí a saludarnos, siempre vacano con nosotros”.
Señala que “el barrio ha cambiado; todo está calmado, no se pone música ni nada, además de que uno no se siente bien emocionalmente”.
RUTA SANGRIENTA
El recorrido de terror que pistola en mano hizo Ángelo Santana incluyó, además de la barbería, un taller y una tienda de celulares. De este episodio sin precedentes hacen ya nueve días, pero más allá de versiones no confirmadas, al menos públicamente, todavía nadie sabe qué motivó a Santana a cometer semejante atrocidad.
Sumidos aún en el asombro, bajo un silencio avasallador, en las calles recorridas por este hombre reina la tranquilidad y el recuerdo infeliz de siete muertes trágicas en menos de una hora, ya que Ángelo Santana fue ultimado luego por agentes policiales.
Esta es la huella imborrable de aquel fatídico día: Rostros de desolación que se niegan a seguir rememorando un suceso que va marcando sus días, familias destrozadas por un destino que no esperaban, niños huérfanos sin entender lo que pasa a su alrededor.
Los testigos de aquella acción funesta decidieron silenciarse, para simplemente pasar la página. Por las autoridades se sabe que Ángelo se trasladó hasta el barrio Nazaret atravesando Brisas del Llano, Imagen de la Virgen y otros, en su ruta de furia en contra de gente con quienes no tenía problemas, de acuerdo a las investigaciones.
Y pese a todo, muchos coinciden en el don de gente de Ángelo. “Solo sabemos que era un hombre muy trabajador y serio. No buscaba problemas con nadie. Era amable y, de hecho, hasta servicial”, cuenta Nadia Fernández, quien reside a pocas casas de la vivienda del homicida, y que, tímidamente, accedió a contar solo unas pocas palabras sobre la conducta de quien afirma conocía de hace tiempo.
Pero el hermetismo sigue guiando el caso, y la mudez permea no solo en los vecinos y personas que presenciaron la tragedia, sino también en familiares directos a Angelica Acosta, que llevaba varios meses separada de Ángelo, y quien había comentado a las autoridades que “no había ningún problema de violencia entre ellos”. Este medio contactó a un hermano suyo, pero este se negó a dar declaraciones, porque “ella prohibió hablar con la prensa”.
La situación médica actual de Acosta, según la dirección del centro de salud donde se encuentra ingresada desde el día que fue baleada por Santana, es de buena recuperación física, y de buen ánimo, aunque con insomnio, miedo, tensión y terror nocturno. Se desconoce cuándo recibirá el alta médica. Acosta recibió cuatro disparos que le provocaron fracturas en ambos brazos, una herida en la parte inguinal izquierda y en el tórax.
CURSO DE LA INVESTIGACIÓN
A pesar de las distintas interrogantes que se mantienen en el aire, el caso ha sido catalogado por la fiscal titular del Ministerio Público de La Altagracia, Margarita Santana Rodríguez, como trágico. Con la extinción de la acción penal, y el recorrido que hizo Santana mientras sesgaba la vida de personas a su paso, lo considera como “circunstancial”, ya que no guardaba relación con las víctimas.
Explica, también, que de forma preliminar pudieran estar frente a un caso de violencia intrafamiliar o de género, entendiendo que pudo haber sido este el origen de los homicidios cometidos por Santana, además de que las muertes pudieron ser producto de acciones circunstanciales aisladas, ya que su puesto de celulares estaba en Nazaret, donde mató a cinco personas.
“El hecho inicial de forma preliminar, creo que estaríamos en presencia de violencia intrafamiliar y de género. No hemos concluido que ese fue el motivo, pero partiendo de datos preliminares desde la escena inicial, partimos de ahí. Lo demás, se entiende de forma circunstancial, y que ocurrieron en un escenario donde se cometieron hechos sucesivos”, aclara.
No obstante, Santana Rodríguez hace la salvedad de que no hay suficiente certeza sobre lo expuesto, pero sí destaca que no hubo deudores entre las víctimas ni relación con el homicida, aunque no se descarta. “Eran personas que estaban en establecimientos comerciales, y la persona se dirigió allí porque estaban próximos al comercio de su propiedad y realizó disparos en contra de estos”, dice.
Rodríguez Santana define la situación como poco usual, incluso en todo el país, mientras esperan pruebas de toxicología, al tiempo que manifiesta que Ángelo no tenía antecedentes penales, solo un caso de agresión física entre vecinos que no fue judicializado. No hay datos de violencia doméstica ni registros de la misma.
CONDUCTA ASESINA
El psiquiatra Juan Santana, de manera especulativa, asevera que el asesino se encontraba en un estado psicótico, motivo que obedece casi siempre a situaciones de estrés extremo, o algún trastorno de personalidad que lo haría vulnerable a hacer un brote psicótico en un momento dado, tras perder el control de los impulsos y producir la convulsión del hecho.
“Tenía una sed de daño. En la composición cerebral se explica que todos tenemos almacenado sentimientos negativos y positivos, y cuando se desestructura la parte positiva, actúa la negativa. Si esta persona tomó alguna sustancia, se liberó, aún más la falta de razonamiento. Cualquier persona por tranquila que sea, en una ocasión dada, puede cometer un hecho de esa naturaleza”, explica el galeno.
Resalta que lo más probable es que Santana tuviese un trastorno de personalidad del grupo A, que se dan en personas que casi no hablan, pero actúan. Respecto a los efectos en los barrios donde ocurrieron los crímenes, subraya que existirá, tal vez no por mucho tiempo, una paranoia colectiva, por lo que sugiere la intervención de iglesias y juntas de vecinos.
En este aspecto, destaca que la familia del homicida resulta tanto o más afectada que los familiares de Acosta o de las demás víctimas; lacerados y con sentimientos de culpa, necesitando también asistencia psicológica. Subraya que, de invertirse en la salud mental de los ciudadanos, se podrían evitar este tipo de tragedias. Descarta que fuese un hecho desencadenado por los efectos de la pandemia de la Covid-19.