lunes, noviembre 25, 2024
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A casi un año de gestión Abinader enfrenta un escenario convulso

EL SEIBO. La convocatoria de la primera manifestación multitudinaria en la ya icónica Plaza de la Bandera en contra de una de las medidas más polémicas y drásticas del Gobierno, el toque de queda, asienta una guagua que se acerca al año de gestión entre sabores agridulces, con la promesa de un cambio y en el que problemas como el aumento de combustibles, la pandemia, el alza en productos básicos y los casos de corrupción en el cerco perremeísta, apuntan a la reversa.

Justamente, hace un año de la gran manifestación que puso fin a 16 años de la administración peledeísta y al hartazgo social del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Después de esto, el país se enfrascó en la promesa de un cambio que devolvería la esperanza a millones de dominicanos, pero, no obstante, la luna de miel comenzó a desprender disgustos en varios sectores sociales.

EL TOQUE DE QUEDA

Las peticiones para el cese del toque de queda no son recientes. Pues, desde el Gobierno de Danilo Medina, ciudadanos y figuras públicas sugerían quitar la medida que se hizo famosa entre los protocolos contra la covid-19. En ese entonces, uno de los primeros en levantar la voz fue el cantautor Wason Brazobán, quien en reiteradas ocasiones apoyó la eliminación del toque de queda.

La lucha constante por su eliminación, a un año de establecido, representa un dolor de cabeza para presidente Luis Abinader. Países como Puerto Rico, Perú, Haití, Honduras y Chile también han aplicado las medidas más prolongadas en la región, alternando por ciudades. Otros como Portugal volvieron por rebrotes.

En el país, el propio mandatario admitió notablemente molesto que a su familia le incomoda el toque de queda, llevándolo esto a nadar en dos aguas, por un lado Salud Pública y por otro el empresariado. La exviceministra de Salud Colectiva, Ivelisse Acosta, recomendó: “que abra. Y si tiene que recular, que lo haga. No sería ni el primero ni el último”.

Es así como en medio de varios escándalos y un ambiente donde se imponen dos grupos divisores, entre los que defienden al Gobierno a pesar de los vientos de malestar social, y quienes posicionan el “no saben gobernar”; se anunció una nueva marcha el día 15 en la Plaza de la Bandera en contra del toque de queda, altamente promocionada en la red social Twitter. A esta le antecedió una primera protesta en Santiago.

REVÉS

Frente a esto, Abinader decidió adelantarse a los acontecimientos con el anuncio de una desescalada gradual del toque de queda en tres fases, que iniciaron el pasado miércoles siete. El plan considera que luego de aplicar la tercera fase, se abrirá y eliminará el toque de queda en cada provincia que llegue al 70% de su población vacunada con las dos dosis.

No obstante, la invitación para el día 15 tomó un giro contradictorio, y pese al estigma que poseen las manifestaciones sociales de representar a un colectivo específico o agrupación política en medio de un rechazo que germina, la activista social y de los derechos humanos, Annalisa Melandri, dijo que hay sectores que en lo económico se están viendo afectados por el toque de queda. Sobre todo, los pequeños y medianos comerciantes.

Sin embargo, cree que las medidas implementadas por el Gobierno carecen de coherencia en cierto sentido, ya que, no se requiriere prueba de PCR a viajeros que ingresan al país, salvo los que vienen de 18 países que representan apenas el 1% del turismo, dando un mensaje equivocado a la población de que la emergencia por el covid-19 no es tan “emergencia”.

“La pandemia no se combate solamente con toque de queda nocturno, cuando a diario entran al país miles de extranjeros sin control sanitario de ningún tipo, y cuando hay dudas sobre el aislamiento y seguimiento de los casos activos. Durante el día hay aglomeraciones en todos los lugares y en la noche toque de queda. El cambio no es solamente el eslogan, sino el justo anhelo de la mayoría de la población”, afirmó Melandri.

El sociólogo Wilson Castillo, entiende que “que hay que tener cuidado de hablar de una protesta social. Las protestas sociales son manifestaciones de un determinado grupo que protestan por derechos sociales, políticos y culturales; al contrario, esta protesta es de un grupo social corporativo, es decir, de empresarios de bares y restaurantes que buscan intereses grupales e individuales”.

ESCÁNDALOS

A principios de año comenzaron a caerse los trozos de un Gobierno idealizado con denuncias graves que envuelven a funcionarios, legisladores y ediles del partido de gobierno. Sin embargo, aferrados a una nueva era, individuos defendían la instaurada gerencia con la excusa de que eran nimiedades en comparación con el pasado mandato. Y así fue como comenzó la historia de funcionarios acusados hasta el ruido más reciente que arrastra al tímido ministro de la Presidencia, Lisandro Macarrulla.

Una de las promesas que más esperó el pueblo fue la baja de combustibles y productos de la canasta básica familiar, que se mantenía en los 30 mil pesos según un sondeo realizado por el Instituto Nacional de los Derechos de los Consumidores (ProConsumidor). En cambio, según el Banco Central, en enero de 2021 estaba en 37 mil 293, un 2.06% más que en el mes de octubre de 2020 cuando se encontraba en 36 mil 540.

Lo mismo ocurrió con el precio de los hidrocarburos cuando el pueblo recibió el primer balde de agua fría mientras esperaba una baja considerable. Al momento de Abinader asumir la presidencia de la República, el galón de gasolina premium estaba a RD$206.60 y en última semana de diciembre, costaba D$217.20, figurando un aumento de 11 pesos en solo cuatro meses de gestión.

El escándalo más notorio en este tiempo de mandato lo coronó la “Operación 13”, y supuso el primer gran caso de corrupción dentro de la administración del presidente Luis Abinader. Involucró a la Lotería Nacional, por un sorteo fraudulento el primero de mayo, el cual perjudicó con más de RD$500 millones a dueños de bancas.

Medidas restrictivas como el toque de queda encabezan la lista de desaprobación.

Sin dudas, desde que Abinader echó a andar su programa de gobierno, se vio empañado por las constantes demandas de empleos de la base perremeísta, que al día hoy se mantiene, y las denuncias de desvinculaciones masivas. Demandas que son justificadas por los índices de desempleo del país.

De acuerdo al Banco Central, la tasa de desocupación pasó de 6% a inicios de 2020 a un 7.4% en su tercer trimestre, registrando a un total de 343,050 trabajadores desempleados. Ya en el trimestre julio-septiembre 2020, las estadísticas mostraban que la tasa de desocupación ampliada, que incluía tanto a quienes buscan activamente trabajo (desocupados abiertos) como a los desocupados disponibles para trabajar, se situó en 16.8%, un incremento de 5.3 puntos porcentuales.

REDEFINIR LA AGENDA

El politólogo Daniel Pou, manifestó que la “luna de miel” de los gobiernos emergentes en América Latina ya son muy cortas, y sobre todo cuando un gobierno surge con tantas promesas y compromisos que crean grandes expectativas, como el presidente Luis Abinader, en una situación de crisis económica, social y de salud.

Por tanto, aseguró que con base a esos detalles, era fácil vaticinar que no se iban a poder cristalizar, y que muchas de esas propuestas consensuadas por varios sectores, no han podido ni arrancar. Dijo que deberá redefinir su norte, porque existe una deuda social de demandas en sectores que no han sido atendidos, por esta ni por la anterior gerencia.

Explicó que “la suerte de este mandato puede girar en torno a que termine con un agotamiento que provoque una decepción o bien logre adquirir nivel de consenso y compresión de la ciudadanía. Debe dar señales claras y hacer el esfuerzo en la agenda de gobernanza, puede terminar con un repudio social”.

Jeni Polanco
Jeni Polanco
Periodista egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con Diplomado en Periodismo de Investigación. Locutora y conductora de TV.