Punta Cana. – A lo largo de la historia de la humanidad, desde la antigüedad hasta la globalización, grandes y mortÃferas enfermedades han puesto a prueba la resiliencia del ser humano, legándole lecciones de vida frente a las dificultades y tangibles escenarios sobre la fragilidad de nuestros sistemas de salud. Estas explosiones epidémicas, provocan, además, crisis humanitarias, polÃticas, económicas, sociales que atraviesan fronteras, siendo las más mortÃferas la peste de egina y negra, la viruela, la gripe española y el VIH sida y con la que el mundo se enfrenta en estos momentos, el COVID-19. La peste de Egina El año 430 antes de Cristo, la diosa Hera, esposa de Zeus, envió una plaga a la isla de Egina que acabó con la vida de más de 150 mil personas. Esta enfermedad, según historiadores, se originó en EtiopÃa, atravesó Egipto y Libia, terminó impactando a Grecia acabando con la vida de miles de atenienses y espartanos. La peste Negra Ocurrió entre 1346 y 1353. Su propagación la convirtió en una de las mayores pandemias de la historia, según estadÃsticas, la población Europea pasó de 80 a 30 millones de personas. Su desconocimiento absoluto, se ignoraba por completo tanto sus causas como su tratamiento. Y como en la actualidad, afectó a todos por igual, sin distinguir entre pobres y ricos. Sin embargo, años después se descubrió tenÃa un origen animal y que la peste fue causada por bacteria que afectaba a las ratas negras y a otros roedores y se transmitÃa a través de los parásitos que vivÃan en esos animales. [caption id="attachment_49789" align="alignleft" width="300"] La gripe se extendió por todo el mundo, en 1918.[/caption] Gripe española de 1918 Esta mordaz gripe se extendió por todo el mundo, en 1918, causada por un brote del virus Influenza A, colapsó sistemas de salud y funerarias. Se estima que unos 100 millones de personas murieron de esta pandemia. A pesar de conocerse como gripe española, los primeros casos se registraron en Estados Unidos, durante el último año de la Primera Guerra Mundial. La epidemia duró tres años y, además, afectó especialmente a personas en la veintena, completamente sanas. Los principales sÃntomas de la enfermedad eran fiebre e insuficiencia respiratoria. Viruela y VIH Entre los grandes asesinos de la historia de la humanidad, también está el virus de la viruela, considerado a largo de los siglos como el número uno, con pérdidas humanas que se calculan en los 300 millones de personas. En tanto esta enfermedad, se consagró como grave y extremadamente contagiosa, exterminó la población mundial desde su aparición y tuvo tasas de mortalidad de hasta el 30%. Sin embargo, en la actualidad se considera erradicada. Otra de las grandes pandemias que ha tocado millones de hogares en el mundo es el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, el VIH, más conocido como SIDA, entre los más graves y recientes, cuyos primeros casos tuvieron lugar en 1981. Se extendió por todo el mundo poniendo a prueba los esfuerzos de las organizaciones de salud a nivel mundial. Según cálculos de la OMS y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), a finales de 2016 habÃa en el mundo unos 36,7 millones de personas infectadas por el VIH. Un nuevo enemigo latente En septiembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio un anuncio atroz a través de un informe en el que alertó del riesgo de producirse una pandemia global. Tres meses después, como si fuese la crónica de una muerte anunciada, en China, surgió el nuevo coronavirus SARS-Cov-2, que originó la pandemia por la enfermedad COVID-19. Este mortÃfero depredador ataca alrededor 40 paÃses en todo el mundo. Aunque aún se desconoce su procedencia, lo cierto es que las cifras de mortalidad a nivel mundial alcanzan las 130 mil personas y dos millones de infectados. En el continente asiático donde se inició la pandemia, China registró 83 mil casos, seguido por Irán con 76 mil. En Europa, uno de los más afectados, solo Italia y España suman 340 mil 121, mientras que en América con Estados Unidos a la cabeza tiene más de 609 mil contagios. En la región latinoamericana, Brasil con 30 mil infectados posee el epicentro de América latina. Mientras, Perú tiene 12 mil, Chile 9 mil, Ecuador 7 mil casos y México 5 mil. Dentro de este panorama la República Dominicana, lidera actualmente la tasa de letalidad de un 5% con datos que horrorizan y muestran la expansión por todo el territorio nacional, a excepción de ElÃas Piña, que hasta el momento no tiene casos comprobados. En tanto, de acuerdo al boletÃn No. 28 de Salud Pública, las más afectadas son el Distrito Nacional (1.015), Santo Domingo (627), Santiago (476), San Francisco de MacorÃs (355) y La Vega (261). De los infectados el 55 por ciento corresponde a hombres y el 45 por ciento a mujeres. El grupo más comprometido es el que representa el sector sanitario del paÃs, que supera los 78. En RD Para el epidemiólogo Wellington Hiciano, en el paÃs la curva del virus aumentará, ya faltan muchas pruebas por realizar, y cada persona nueva positiva, trae consigo sus nuevos contactos, por lo que aquà es donde actúa el confinamiento para evitar las cadenas de contagio. Mientras, Hiciano considera las provincias donde hay mayor número de contagios avanzan hacia el pico de la enfermedad en las próximas semana, de la que se espera un despunte a partir del 25 de abril. En la región Este, por ejemplo, cientos de casos han sido confirmados, siendo las provincias La Altagracia y La Romana, las más afectadas. El Seibo y Hato Mayor, tienen la menor cantidad de contagios. ¿Qué produce las pandemias? Las grandes pandemias tienen su origen en principio, cuando surge un virus gripal que se propaga por el mundo y las personas no tienen inmunidad, la mayorÃa provienen de virus que infectan a los animales, también por descuido alimenticio de la gente y hábitos nutritivos de algunas culturas, como el caso de los asiáticos y africanos, que consumen animales que tienen una gran cantidad de virus y que pueden hacer daños a habitantes de otras culturas, afirma el doctor Miguel Ãngel Peralta. Estados de resiliencia Ante las pandemias la vida se vuelve frágil y los individuos buscan distintas formas de superarlas y salir fortalecidos. En ese sentido, la espiritualidad crea resiliencia. No se trata del simple hecho de decirlo, tiene que haber factores externos que motiven, parte de ellos son las creencias que tengamos, las mismas ayudan a sobrellevar las pruebas y que las personas se incorporen en un proceso de adaptación, afirma el psicólogo clÃnico Fernando Gómez. Explica, además, que los factores culturales combinados con una mirada introspectiva que crea reflexión, fe y amor e influyen en que la resiliencia se sustente por el amor al prójimo, más no en un ejercicio mental. Este sentimiento universal cultivado con pequeñas acciones que fortalecen a las personas, en las que cualquier debilidad biológica se extingue por la capacidad de regeneración del cuerpo, que permite plantearse cara nueva. â??Es una fuerza superior que guÃa y conduce, provocando que el ser humano desarrolle capacidad de resiliencia y existe cuando tú ves que todo está perdido y que hay un bien mayor. Cuando la persona tiene fe y esa fe es efectiva más no circunstancial, se logra. El amor como principio universal es otro aspecto que interviene. Un amor que mueve desde lo más intrÃnseco y que va dirigido al prójimo, cultivado poco a pocoâ?, manifiesta el especialista. De su lado, el párroco Miguel Ãngel Gullón, se apega a una mirada eminentemente teológica: â??No se puede entender al hombre sin la referencia a su creador o a su origen, ni tampoco a su destino último y trascendenteâ?. Además, desde la concepción cristiana de la vida, se posee una fuerza transformadora, que crea en el ser humano una esperanza y que persiste en los procesos de dificultad. â??Hay una esperanza que nos infunde Dios desde quienes nos han precedido en situaciones catastróficas donde se mide la fortaleza interna de cada quien, creada por nuestro Señor, en la que cada uno de nosotros es corresponsable de fortalecer esa llama utópica que nace en nuestro corazónâ?, manifiesta Gullón.]]>