viernes, mayo 17, 2024
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La pandemia desnudó vulnerabilidad de envejecientes

EL SEIBO. Uno de los sectores más vulnerables durante los meses más crudos de la pandemia provocada por la covid-19 sin dudas fueron los adultos mayores, muchos de ellos experimentaron una soledad poco cotidiana, más prolongada y tangible, dando lugar al desarrollo de enfermedades físicas y mentales. 

En el país hay adultos mayores que viven solos, recibiendo visitas esporádicas de familiares, otros conviven con algún miembro de la familia. Una gran parte de ellos residen en zonas rurales y bateyes, abandonados a su suerte pasando penurias. Aunque pareciera un fenómeno característico de la urbanidad, es precisamente en las zonas rurales donde más abundan estos casos, producto de la emigración de miembros jóvenes de las familias. 

Un informe del Centro Internacional de Longevidad-RD, revela que pese a que la región Este no es una de las zonas que más adultos mayores congrega, en dicha área suman unos 100 mil 471 ancianos divididos entre La Altagracia, El Seibo, Hato Mayor, La Romana y San Pedro de Macorís, siendo El Seibo una de las que menos personas de edad avanzada registra, aunque la población adulta aumentó en los últimos años. 

En esta demarcación, no existen refugios o asilos como en otras provincias del Este, salvo una casa de ancianos en la comunidad de La Higuera, y la Estancia de Envejecientes de la ex-diputada Kenia Mejía, en la cual asisten a más de 26 abuelitos tanto hombres como mujeres, pero por la pandemia se quedaron con nueve. Según Luis Mercedes, quien trabaja aquí, las condiciones de los adultos mayores mejoran enormemente, puesto que reciben atención médica y alimentaria. 

Explica que la mayoría de los ancianos son llevados al centro por familiares, todos de escasos recursos y con edad avanzada que sobrepasa los 65 años. Algunos con ceguera y otras afecciones. Muchos de ellos han permanecido en la estancia durante décadas. Mercedes dice que la situación de la población envejeciente en esta provincia es preocupante, muchos necesitan ayuda por la calamitosa situación en que viven. 


Estancia de Envejecientes en El Seibo.

EFECTOS 

De acuerdo con la información oficial disponible, al 8 de julio 2020, la tasa de letalidad por la covid-19 en la población de 60 años y más alcanzó el 33,4% en México, 13,6% en Cuba y 5,7% en República Dominicana, citando datos comparativos regionales. 

A raíz de la enfermedad, las personas mayores se convirtieron en mal pronóstico y prioridad de las iniciativas de confinamiento y distanciamiento social para evitar contagios. 

Ante esta realidad, el aislamiento se volvió una espada de doble filo, favoreció la protección respecto a contraer el virus, pero los expuso a un desafío menos comprendido: la soledad. Aislando y excluyendo de seres que necesitan la compañía de sus seres queridos. Salvaguardar la vida de quienes representan la gran mayoría de las muertes por coronavirus, en particular los mayores de 85 años o aquellos con afecciones subyacentes era prioridad. 

HISTORIAS 

Cristina Lorenzo, de 71 años, vive sola en su casa. Narra que contaba los días con su único entretenimiento, un viejo televisor. Revela que su única hija se abstuvo de visitarla durante casi seis meses por motivo de la pandemia, además de que residen en La Romana. Mientras rememora cuenta el terror de aquellos días. 

“Siento que me enfermé del alma. Nadie quería visitar, solo una vecina muy querida me daba vueltas desde la puerta de vez en cuando, para saber cómo estaba, porque a veces me sentía mal. Pero no podíamos pasarnos comida ni nada. Tenía un muchacho que me iba al mercado y me hacía mandados. No fue fácil”, comenta Lorenzo. 

De acuerdo con la especialista en psicología, Keila Álvarez, este grupo social estaba a expensas de sufrir severas secuelas psicológicas que conducen a la depresión. Álvarez ha trabajado el tema en distintas conferencias virtuales con otros expertos. 


Keila Álvarez.

Estas consecuencias se agudizan cuando el adulto, muchas veces tímido, no tiene con quien canalizar sus emociones, pudiendo tener un desenlace fatal. “Nuestros ancianos pueden ser severamente afectados por esto y más si les toca afrentar la situación solos por la circunstancia que sea. Las personas de la tercera edad suelen tener una actitud estoica para resistirse a ciertos cambios. Es peligroso para su salud emocional y física”, considera la experta. 

AUMENTO 

El 91% de los envejecientes son víctimas de violencia emocional.

Entre 1950 y el año 2010 la población dominicana se cuadruplicó, pasó de 2,364,651 habitantes en 1950 a una población de 9,478,612 en el año 2010, y de acuerdo con las proyecciones de población de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) para el 2020 la población del país empezó a rondar en los 10,500,000 habitantes. 

La ONE en su más reciente Boletín Demográfico y Social de 2020, plantea que la dinámica poblacional del país ha provocado un cambio en la estructura de la población, la reducción substancial en el ritmo de crecimiento conlleva un envejecimiento creciente de esa población. 

En el período comprendido entre el año 1950 y el 2010 la edad mediana se incrementó desde los 17.1 hasta los 24.8 años, y seguirá creciendo hasta alcanzar los 29.4 años de edad en el año 2025. 

El avance de este envejecimiento de la estructura poblacional implica un incremento de la población mayor de 60 años, la cual pasa de representar un 4.4% en el 1950, a suponer un 8.6% en el año 2010. En el año 2025 (es decir, en el corto plazo) llegará a representar un 12% del total. 

Informes sociodemográficos del Centro Internacional de Longevidad-RD, expusieron que la situación del envejeciente dominicano se define por aspectos como que el 70-80% de las personas de sesenta años y más viven en la actualidad en el área urbana. Este grupo es marginado y desposeído desde el punto de vista social, económico y político.

Además, la integración cada vez mayor de la mujer a la fuerza laboral hace que abandone su tradicional papel de cuidadora de sus padres o parientes mayores, quedando estos muchas veces a cargo de la vivienda o el cuidado de los niños. 

La gran migración de la juventud por las condiciones socioeconómicas imperantes contribuye al envejecimiento de algunas poblaciones y al abandono y soledad de los adultos mayores. También, la mayoría de los adultos mayores viven en hogares multigeneracionales. Menos del 10% vive solo, y más del 90% es autoválido, notándose una pequeña reducción a medida que aumenta la edad. 

En la República Dominicana en 1996, el 41.8% de la población mayor de 65 años era analfabeta, un 32% había cursado la primaria de forma incompleta, el 15.1% había cursado la primaria de forma completa, el 3.2% cursó estudios secundarios y solo el 3.4% había alcanzado un nivel superior. 

Jeni Polanco
Jeni Polanco
Periodista egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con Diplomado en Periodismo de Investigación. Locutora y conductora de TV.