EL SEIBO. Las reacciones de la comunidad no se hicieron esperar ante la noticia de que la hoy exatleta seibana Juana Castillo (Nachy), nacida en La Higuera en esta provincia, pasaría los próximos siete años de su vida guardando arresto domiciliario por haber ultimado con una tijera a su pareja Luis Disla.
Darío Cedeño, entrenador de toda la vida de Nachy, expresó que están “todos muy afligidos” por la situación de la atleta, aunque, al final sienten paz, porque ella continuará cerca de sus hijos y de la comunidad, enseñando a jovencitos que se inician en el mundo del deporte.
“Es como una hija para mí. Está con nosotros, hace ejercicio en la mañana y la aconsejamos sobre su arresto. Con uno o dos años, ojalá podamos hacer una nueva petición a la Fiscalía, porque Nachy es un potencial y como atleta quizás no pueda seguir ya, pero sí como una buena entrenadora”, manifestó Cedeño.
Israel Toribio, director de la Junta Distrital de Santa Lucia, lugar al que pertenece La Higuera, de donde es Juana, afirmó que cayó muy mal en la comunidad y en sus ciudadanos enterarse del arresto de Nachy. “Nos pusimos de luto cuando nos enteramos. Esa mujer es una gloria para nosotros que nos representa a nivel nacional como internacional y lo único que le ha faltado han sido oportunidades”, dijo.
Félix Portes, abogado de Juana Castillo, sostuvo que solicitaron se acogiera la legítima defensa, porque cuando ocurrieron los hechos Nachy estaba reteniendo una agresión, según pruebas del médico legista. “Propusimos que podría ser eximida de responsabilidad, ya que todo pasó mientras recibía un ultraje violento a su honestidad, pues el occiso le rompió los pantalones e intentó revisarle la vagina”, subrayó.
PARIENTES DE LA VÍCTIMA
Los parientes del occiso aseguraron que no se hizo justicia, principalmente, por el hecho de ser haitianos. “Todo fue en vano, tantos viajes a la Fiscalía para que ella esté hoy en su casa, pero estamos resignados ya, debieron dejarla fuera para que siga en su casa cómodamente”, relató un tío que prefirió se omitiera su nombre.
La frase “el muerto es el que se embroma”, es la consigna principal en esta familia que además aseguraron que si el caso hubiese ocurrido de forma contraria, es decir, si Luis hubiese terminado con la vida de Juana, habría sido condenado a 30 años. Mercedes, una de las hermanas de Luis, manifestó que se levantaron muchas calumnias contra su hermano, lo que dio lugar a que el juicio tomara ese curso.