EL SEIBO. Luego de que el pasado 26 de noviembre, el presidente Luis Abinader anunciara oficialmente la intención del Gobierno de convertir el edificio del hotel Santa Cruz de esta provincia en un hospital oncológico regional, llovieron las propuestas y empezaron a diferir las posturas entre ciudadanos que defienden y se oponen a dicho cambio.
La distancia que debe recorrer un paciente de cáncer desde una ciudad como El Seibo es de unos 137 km en vehículo privado, tomando el tramo de la Autovía del Este, para recibir tratamiento en la ciudad capital. Este viacrucis lo vive semanalmente Cintia López, quien viaja a Santo Domingo hasta cinco veces al mes para realizarse distintos estudios previos a someterse a quimioterapia por un cáncer de ovarios.
López recibió su primer diagnóstico no tan definitivo a los 26 años, aunque ahora a los 35 y después de cambiar varias veces de médico, recibe atención médica frecuentemente. Gasta en cada viaje unos 1,800 pesos, solo en trasporte y consultas. Cuenta que ha llegado a perder citas por no tener para pagar pasaje, y no sabe lo que es sentarse en un comedor de la capital a almorzar, porque el dinero lo lleva contado.
Angustiada y con las preocupaciones que solo conoce quien padece cáncer, narra que no sabe cómo se hará para cubrir los gastos cuando comience a viajar para darse quimios, debido a que no podría hacer los trabajos de costura a los que se dedica. Madre soltera de cinco hijos, sólo cuenta con la mano amiga de la fundación contra el cáncer “Un paso por la vida”, pero esta entidad no siempre puede ayudarla, porque no posee recursos suficientes.
“A veces tengo que dejar pasar citas porque me las ponen muy cerca y tengo que dejar de ir. A veces, incluso, tengo que llevar a alguien por algún medicamento delicado que me pongan y cubrir esos gastos, además de viajar hasta tres veces en la semana. De la Fundación no pueden ayudarme tanto, porque no hay recursos y solo en viajes es un gasto enorme para uno que no tiene nada”, relata.
López dice que “cuando supe que podían coger el hotel para oncológico, yo salté de felicidad, y dije ‘quiera Dios pase’, ya que es mucho el cansancio y el gasto para una persona de bajos recursos estar viajando tan lejos”.
LOS QUE SE OPONEN
Aun conscientes de que un oncológico es una necesidad neurálgica para la región Este, algunos ciudadanos entienden que turísticamente el municipio cabecera de Santa Cruz en esa localidad se vería afectado. Y basan este planteamiento en que este pueblo no cuenta con un establecimiento que pueda hospedar personas en la categoría del hotel Santa Cruz, justo cuando se construye una plaza taurina y cultural que pretende congregar a personas de todo el país y el exterior.
El jurista Guillermo Nolasco y la profesora Elisa Ávila, respectivamente, quienes encabezan la defensa del hotel, coinciden en que El Seibo posee terrenos donde pueda construirse un hospital oncológico, para así no tocar la estructura del hotel, además de que podría crearse un proyecto de desarrollo económico local.
Del mismo modo, hacen la salvedad de que “los ciudadanos solo harían visitas relámpago de entrada y salida”, pues no hay hospedaje. Nolasco adelantó está reuniendo documentos de identidad de quienes estén identificados con su postura, para en conjunto participar en un proceso judicial que buscaría detener la referida iniciativa del Gobierno en esta localidad.
“Iremos a tribunales, a ver si con un amparo, logramos frenar esto. Aquí no hay dónde pernoctar ni alojar a nadie ni que ningún extranjero que desee apreciar de forma directa un lugar de presentación de eventos”, dijo Nolasco.
¿QUÉ TAN FACTIBLE ES?
La pregunta que muchos seibanos se hacen, es si es posible, desde el punto de vista de la ingeniería, que una edificación de varias décadas con fines específicos sea factible para un oncológico, tomando en cuenta, entre otras cosas, la ubicación central que ocupa dicho inmueble. Consultado por El Tiempo, el ingeniero José Rijo aseveró que saldría “la sal más cara que el chivo”.
En ese aspecto, entiende que “no es una estructura para hospital, no posee anchura para movimientos; habría que modificar hasta la entrada, tapar el hoyo de la piscina, hacerle escaleras internas, por lo que en su acondicionamiento se gastaría casi lo mismo que hacer uno nuevo. Ese edificio tiene una vida útil casi por concluir; está hecho de hormigón y sobrepasa los 30 años”, destacó Rijo.
UN LARGO HISTORIAL
El hotel Santa Cruz ha sido por varios años una de las tantas construcciones gubernamentales que permanecen cerradas o a medio construir en El seibo. Su apertura lleva años siendo demandado por los munícipes de aquí. Luego de empezar a deteriorase paulatinamente, por los años 90’ se cerró durante varias décadas, y más tarde, en las gestiones del ex presidente Danilo Medina, se amplió para seguir cerrado hasta la fecha. En el 2016 se arriendó a empresarios chinos.
Esperando rescindir el contrato, en julio pasado, la Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo (Corphotels) rescindió el contrato de alquiler que hacía cinco años se le había otorgado a la empresa Global Steering Hotel Management Corporation para la operación de dicho hotel, a pesar de una inversión millonaria del Gobierno dominicano.
La obra comenzó durante los 12 años del gobierno de Joaquín Balaguer, y se inauguró a través de Corphotels, cuando Antonio Guzmán cuando asumió el poder en 1978. Distintas autoridades provinciales tenían meses gestionando que la obra pasara a manos del estado nuevamente.