Manuel Antonio Vega
redaccion@editorabavaro.com
HATO MAYOR. Ir herido o presentar un parto de emergencia y tener que ser referido a un centro hospitalario público o privado especializado a Santo Domingo, es exponerse a la muerte o quedarse a medio camino, por la falta de un adecuado servicio de ambulancia en los hospitales de los pueblos del Este, que carecen de choferes, combustibles, desperfectos y por no existir el aparato en algunos lugares, lo que ha permitido un aumento en el número de muertes por accidentes de tránsitos.
El déficit de ambulancias en la región es de 40 unidades, para ser distribuidas sólo en los hospitales y centros de salud de las ciudades, según el orden de prioridad.
La mayoría de las unidades de servicios en poblaciones como San Pedro de Macorís, Hato Mayor, El Seibo, Sabana de la Mar, Consuelo, La Romana e Higüey están en precarias condiciones y para hacer un servicio, los pacientes y familiares tienen que costear el combustible y dejar “caer algo” al chofer.
Las unidades que aún quedan en hospitales y los subcentros de salud en los pueblos del Este son donadas casi siempre por fundaciones y gestiones políticas, pero la falta de un patronato impide que se alargue su uso, denunciándose que no se le da mantenimiento así como la falta de choferes prudentes y con cierto nivel de conciencia.
Reza un viejo refrán: “A lo que nada nos cuesta, hagámosle fiesta” y esto se refleja en muchas ambulancias que llevan meses abandonadas en los parqueos de hospitales, recintos de cuerpos de bomberos y hasta en clínicas en pueblos de la región.
El proceso para trasladar a un pacientes se convierte en una verdadera odisea y es más tangible cuando se presentan accidentes que hay que llevar los heridos a centros especializados de la región y a Santo Domingo.
Hay que hacer esfuerzos extraordinarios para conseguir una ambulancia para trasladar a un paciente a otro centro asistencial, cuyo trámite es agotador, porque muchas veces hay que redimirse a los pies de los políticos, que son quienes mejores conservan los aparatos.
Sin embargo, las unidades de los políticos son escasas para estos tiempos, denunciándose muchas veces que ahora no las sacan “porque no hay elecciones”.
En casi igual condiciones están las ambulancias de los cuerpos de bomberos de Hato Mayor, El Seibo, La Romana, Higüey y San Pedro de Macorís.
UNA GRAN NECESIDAD
José Rodríguez Abreu, Director Regional de Salud, considera como penoso el servicio de ambulancia, atribuyendo a la falta de conciencia de muchos conductores y la falta de recursos para su mantenimiento.
“El Estado provee las unidades, pero la falta de conciencia y recursos suficientes impiden el buen funcionamiento”, expone.
La carencia de ambulancias en condiciones normales para transportar los pacientes es uno de los mayores problemas que confrontan los principales centros de salud de la región de la parte oriental de la isla.
Esa situación se agrava aún más por la falta de recursos económicos para la compra del combustible en los centros que disponen de esos vehículos.
Ninguna policlínica en las zonas rurales del Este dispone de ambulancia, teniendo sus habitantes que trasladar a sus enfermos en colas de motores, camionetas, camiones y hasta en pantanas.
EN CLÍNICAS
La falta de ambulancia en clínicas y otros centros sanitarios del Estado, los familiares y los pacientes viven situaciones de desesperación y angustia por la falta de una unidad para trasladar al enfermo a otro lugar.
Las clínicas, en su mayoría, no cuentan con el servicio de ambulancia para movilizar los pacientes hacia los hospitales de Santo Domingo y San Pedro de Macorís, donde opera el Hospital Regional Antonio Musa.
LAS FUNERARIAS
La falta de ambulancia a favorecido grandemente a las funerarias privadas, que cobran para ofertar el servicio por traslado de pacientes y muertos de un pueblo a otro, así como llevarlos a laboratorios a realizarse estudios especializados, que no ofrecen algunos centros clínicos públicos y privados en la zona.
CIFRAS
La provincia de Hato Mayor dispone de cuatro ambulancias para una población de 101 mil habitantes; hay unidades con dificultades en los hospitales Leopoldo Martínez, El Valle y el Elupina Cordero de Sabana de la Mar.
También disponen de unidades de servicios, las funerarias del senador Rubén Darío Cruz (Rubén Toyota) y San Miguel, esta última privada.
En El Seibo sólo hay unidades en condiciones precarias en el hospital Teófilo Hernández y en la Defensa Civil, así como en la clínica Dr. Chaín.
Higüey es la ciudad con más servicios de ambulancias, lo que se justifica por el movimiento económico que generan las actividades turísticas, religiosas y económicas.
Aquí opera el Centro Regional de Ambulancia del Ministerio de Salud Pública, con seis unidades, los bomberos 2 y las funerarias unas cinco disponen del servicio.
En la Zona turística, cada hotel, así como la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), Clínica Dr. Reyes una, así como una en los Bomberos, para totalizar unas 32 ambulancias.
La Romana cuenta con unas 11 ambulancias, pero el Cuerpo de Bomberos tiene su unidad fuera de servicio por averías.
También hay ambulancias en el Central Romana, Alto Chavón y la administración de los políticos Chino Seijas, Félix Morla y Alberto Cedeño.
San Pedro de Macorís, a pesar de ser una de las provincias más vulnerables para los accidentes de tránsitos e incendios por estar lleno sus barrios de tugurios y casas humildes, solo dispones de siete unidades.
La falta del servicio en las clínicas y hospitales públicos impide el traslado inmediato de personas a centros asistenciales de traumatologías, como el Darío Contreras en Santo Domingo.
Directores de hospitales del Este, han asegurado a El Tiempo que la falta de unidades en buenas condiciones es un verdadero dolor de cabeza al momento de trasladar un enfermo a un centro de atención especializado, debido a que en ocasiones no disponen de créditos en las estaciones de gasolinas o el aparato tiene algún desperfecto mecánico.
El Este es digno de mejor suerte, por lo que se espera es que el Ministerio de Salud Pública disponga el envío de unidades a los hospitales para satisfacer esa necesidad tan vital al momento de las ocurrencias de hechos trágicos.