Romayra Morla, rmorla@editorabavaro.com
El prestigioso y destacado abogado Raúl Corporán Chevalier se define como una persona sencilla y servicial, a quien le gusta hacer amigos y compartir. Es un profesional del Derecho con una larga hoja de servicios, a través de los múltiples cargos públicos ocupados dentro de su campo laboral.
Corporán Chevalier es un higüeyano neto. Nació el 11 de mayo del 1967. Es hijo de dos maestros ejemplares que dedicaron más de treinta años al magisterio: Fenelón Corporán, quien es también abogado y Lourdes Chevalier, (Doña Mayú). Es el segundo hijo de cuatro hermanos. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela San Juan Bautista de La Salle. Esta etapa, la recuerda como una de las más hermosas. “Hemos sido un grupo de estudiantes muy unidos, que todavía nos mantenemos en contacto. Casi todos profesionales, que se han desarrollado aquí, en La Provincia, y en otros puntos del país, en diferentes áreas del conocimiento”, resalta.
Al hablar de sus años de estudio, se emociona y sigue conversando de aquellos años, para él inolvidables. “Desde pequeño, decía que iba a ser ingeniero, pero después me surgió la vocación por la abogacía. Cuando cursábamos el cuarto de bachillerato, nos llevaban charlistas de distintas profesiones, y al parecer el que más llegó a nosotros fue el doctor Máximo Aristy Caraballo, profesional del Derecho, ya que de los 27 que nos hicimos bachilleres en esa promoción, diez somos abogados; decidimos optar por el Derecho”, narra Corporán Chevalier.
En 1989 egresa del Colegio Dominicano de Estudio Profesionales (CDEP). Dice que eligió esa universidad, porque su padre en ese momento era catedrático en este centro de educación superior. Allí realizó la carrera en tres años, ya que había cursado el colegio en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, (UASD–Higuey). Así se tituló en Derecho. Cuenta que al concluir la carrera de Derecho, volvió a su provincia para comenzar el ejercicio profesional. “Iniciamos en el Poder Judicial, como Juez de Paz. En una ocasión nos llamó Amable Aristy Castro; en ese entonces el Senado era que designaba los jueces; nos ofrecieron ser suplentes en el Juzgado de Paz; accedimos a la oferta y ahí duré tres años. Después optamos por un puesto en el Juzgado de Primera Instancia y nos designaron como Juez de la Cámara Penal, donde permanecí siete años en esa función”, explica este experimentado abogado.
Pero su vocación de estudio por esta carrera no se detuvo con estos cargos públicos. Ha realizado diplomados en Derecho Laboral, Derecho Civil y Derecho Procesal Penal, todos en la UASD. En el 2002, estudió “Instancia Tutelada”, en la Escuela Nacional de la Magistratura, en Madrid, España. Estas labores académicas las alterna con otras actividades igual de gratificantes. Se ha desempeñado como presidente de la Asociación de Baloncesto de la provincia La Altagracia y ha participado en diferentes clubes y asociaciones juveniles, como la Cámara Júnior, donde fue miembro fundador.
Ejercicio
Durante su ejercicio como abogado, Corporán Chevalier confiesa que no ha considerado ningún caso difícil ni fácil, “cuando se asume la responsabilidad que tienes que asumir. Sin embargo, hay algunos que son más relevantes que otros, por el tipo de connotación social que tienen”, señala.
Explica que el caso más difundido, tanto nacional como internacional, que le tocó conocer fue el que involucró a la periodista Laura Hernández. Recuerda que los imputados fueron apresados por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), con un alijo de cocaína. Dice que al ser un caso de impacto internacional, lo llevó a ser uno de los jueces más famosos, dentro y fuera del país. Recuerda que tuvo otro caso de mucha relevancia, que fue el asesinato del periodista y abogado higüeyano, Guido García, el cual dice les tomó mucho tiempo de trabajo para conocerlo. “No me arrepiento de ser abogado. Es una carrera bonita; apasionante. En el caso de nuestra especialidad, en el área penal, cada caso trae cosas nuevas y uno tiene que afondarse para preparar la defensa o cuando uno está en la barra contraria, la acusación. Realmente, es una profesión muy buena, cuando se ejerce con la ética necesaria, que rinde sus frutos”, destaca Corporán Chevalier.
Puntualiza que el ejercicio del Derecho que se cuestiona es como todo en la vida, hay quienes lo realizan de manera correcta y hay quienes lo tuercen. Piensa que aquellos que hacen lo mal hecho, “lo que son es delincuentes vestidos de abogados”, aunque aclara que en todo caso son la minoría. “Lo que pasa es que los escándalos se escuchan más que las actuaciones correctas. Los jueces pasan su labor condenando gente, pero sólo sale a relucir cuando descargan a uno, porque no había las pruebas suficientes para condenarlo”, reflexiona.
Planteamiento
Ante la propuesta de cerrar la carrera de Derecho por diez años, este jurista tiene la siguiente opinión: “nunca he creído en los radicalismos, pero creo que debe haber un control en la masificación que ha habido en la profesión. No es posible seguir graduando profesionales del Derecho, si ya no se necesitan. Pero tampoco se puede cerrar la carrera, o sea, hay que tener un estándar de quiénes son los que van a estudiar, porque lamentablemente se ha masificado demasiado. Estamos hablando de 50 mil y algo de abogados; muchos de esos se gradúan y no encuentran una plaza de trabajo para ejercer”, critica.
Gestión
Como presidente del Colegio de Abogado de la seccional La Altagracia, posición que preside desde enero del 2014, expresa que su gestión está enfocada en la capacitación de los miembros del gremio, y también de los estudiantes que se integran a los diferentes cursos, talleres y diplomados que realizan. “Tenemos montado el proyecto de (construcción de) nuestro local, que fue una de nuestras promesas de campaña. Una de las cosas que nos ha impedido (edificarlo) es que, al momento de nosotros asumir nuestra gestión, se declaró inconstitucional la ley que crea el Colegio de Abogados (Card). Hasta ahora, se han centrado mucho todas las personas involucradas en la creación de esta ley, incluyendo el presidente a nivel nacional del Card”, puntualiza. Dijo que actualmente el Card tiene varios cursos de capacitación planificados y dentro de sus planes tienen previsto evaluar unos terrenos que les han ofrecido para construir la casa club para los abogados.
Su familia
“La familia es el centro más importante de toda persona. Mis padres son personas ejemplares. Siempre, cuando uno se cría en casa de educadores, recibe los mejores consejos. Ellos tienen la pedagogía para hacerle entender a uno lo que es bueno y lo que es malo. De mano rígida, mi mamá era de la ‘escuela inglesa’, que había que entenderla por las buenas o por las malas”, resalta, con jocosidad. “Por mi hija, Railyn Corporán Freisomil, siento un amor inmenso, que no tiene comparación. Actualmente estoy casado con Ana Luisa Acosta, una joven de muy buena familia, con mucho talento y una gran compañera”, expresa satisfecho.
Al final de este encuentro con El Tiempo, Corporán Chevalier no quiso dejar de lado una reflexión sobre la visión de futuro que tiene para República Dominicana. Esperanzado, dice que sueña con ver un Estado de Derecho en la República Dominicana, “donde se abandone esa cultura trujillista”. Asegura que “en el seno de nuestro más profundo yo, somos trujillistas; una cultura del zoísmo, absolutismo. El sistema judicial es el que debe sancionar, cuando las cosas anden mal, a personas que no hayan actuado correctamente”, sostiene con firmeza.
Entiende que la Justicia no debe funcionar por influencias externas, sino por la conciencia de jueces bien formados. También, que cuente con procuradores fiscales que asuman sus funciones con responsabilidad y sepan que están jugando con el destino de seres humanos, “siendo objetivos determinando quien es o no culpable”, indica.