viernes, julio 26, 2024
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Maritza Rodríguez, “El trabajo dignifica al ser humano”

rmorla@editorabavaro.com

Maritza Rodríguez, una mujer que posee una mirada llena de optimismo y entusiasmo, quien a través del esfuerzo y trabajo constante pudo vencer las discriminaciones y cuestionamientos de sus homólogos, por ser una dirigente política, regidora y a la vez mantener el negocio que durante muchos años ha sido base del sostenimiento de su familia…comercializadora ambulante de dulces.

Maritza Rodriguez junto a su familia 1

La entrevista estaba pautada para las 12:30 del mediodía. Al llegar a la residencia de la actual regidora, aún retocaba su maquillaje. Nos invita a pasar y esperarla unos segundos para iniciar nuestro diálogo.

Maritza hace una retrospectiva de si vida y cuenta que tuvo una niñez muy fuerte, pues viene de la pobreza extrema. Se crió con su abuela y para asistir a la escuela desde muy pequeña, tenía que trabajar para comprar sus cuadernos y libros. Cuando tenía ocho años de edad, ya trabajaba como doméstica en casas de familias.

Luego se inició en las ventas de dulces en las calles, labor que compartía asistiendo a la Escuela Hermanos Trejo en la primaria. La secundaria aún no la concluye.

“He tenido muchos contra tiempos para estudiar, pero no me avergüenza decir que no he terminado la secundaria, pienso concluir e ingresar la universidad. Durante un tiempo viví en Jina Jaraguá y perdí todo ese tiempo en casa de mi abuela”, comenta.

La regidora por el partido Unión Demócrata Cristiana (UDC), es famosa por las ventas de majaretes que inició en 1994. Resalta que ese es un postre que a la gente le gustaba mucho y que lo hizo su modo de vivir. En base a mucho trabajo y esfuerzo, esta mujer, hoy madre de tres hijos, se manifiesta feliz con la familia formada junto a Rafael Romero y la labor que comparte en la Sala Capitular del  Ayuntamiento del Municipio de Higüey.

Maritza Rodríguez, regidora por la UDC. 1

LA DISCRIMINACIÓN

Maritza recuerda que muchas veces fue discriminada por ser vendedora ambulante. “Cuando me buscaron para que sea candidata a regidora, una de la cosas que me criticaron y al parecer algunos no entendía, cómo una vendedora ambulanteiba a llegar a la sala capitular.

Creían que no tenía la capacidad y las condiciones y yo les decía que el trabajo lo único que hace es dignificar a las personas. Sólo busco hacer mi fábrica y estoy trabajando para ello. De verdad que no me siento mal por ser vendedora ambulante. Luego de ser regidora lo he hecho varias veces”, expresa, mientras arregla sus cabellos.

Rodríguez, dice que siempre interactuaba sobre temas de política y que la gente la escuchaba hablar, como si fuera una gran conocedora.

Narra, con mucho orgullo, que un primo suyo, José Romero, la buscó para que conformara la plancha de la UDC, completando así la cuota de la mujer en ese partido político, oportunidad que la llevó a ocupar en estos momentos uno de los escaños ante el Consejo de Regidores de Higüey.

“Fue una decisión difícil de tomar, ya que en ese momento tenía un almacén y estaba muy ocupada en los negocios. Sin embargo, asumí el reto y me puso a estudiar la Ley 176-07, lo que me ha llevado a someter varios proyectos a favor de mi pueblo”, dice la regidora, quien cita que algunos de ellos fueron limpiar el Arroyo Cagüero. Entiende que esa acción fue un impulso para que la gente comenzara a valorar su trabajo.

“Cuando fui electa regidora sentí un gran compromiso, sentí que tenía que ponerme en cuerpo y alma para entregarme a una buena gestión y dejar un legado, de que nosotros lo que venimos de abajo, los que tenemos una escolaridad baja si podemos sentar un gran precedente en la sociedad y creo que lo he logrado.

Me falta mucho por hacer, pero creo que la gente como yo puede incursionar en la política. Mi familia me ha apoyado, ha visto los resultados y piensa que ha valido la pena”, narra mientras cruza sus manos.

NO DEJARÁ LOS DULCES

La regidora nunca ha pensado dejar las ventas por el cargo político que ocupa, sueña con tener su propia fábrica a nivel industrial, y cuenca que para lograrlo ha hecho gestiones, pero que es muy costoso; sin embargo, mantiene la esperanza de obtenerla algún día. Confiesa que no dejaría la política por los negocios, ya que ha podido hacer un equilibrio entre ambos oficios.

Está convencida que en la vida hay que tener la capacidad de hacer varias cosas a la vez, como ser madre, esposa, trabajadora, política, estudiar, “tengo mi negocio propio, pero no dejo de estudiar y no dejo de asistir a la Sala Capitular. En la asistencia de los regidores, tengo 98% de asistencia. No he dejado de hacer mi trabajo, por tener mi negocio, además, tengo el apoyo de mi esposo”.

Afirma que no tiene que borrar nada de su vida, porque los tropiezos que ha tenido sólo le han servido para avanzar, tener la fortaleza de ser más fuerte. No se arrepiente de nada, porque lo único que ha hecho es trabajar mucho y que con mucho orgullo seguirá haciéndolo.

SU MAYOR ORGULLO

“Mi mayor orgullo es mi familia, creo que lo que he querido hasta el momento lo he conseguido. Mis hijos son muchachos buenos, están estudiando y estoy tratando, junto a mi esposo, de llevarlos por el camino del bien.

Recuerdo que cuando conocí a mi esposo, yo vendía majarete en las calles y él era zapatero. La Gente me decía que ¿tú te vas a casar con un zapatero? Dije, “si trabajamos unidos, podemos tener grandes cosas y gracias a Dios él y yo trabajando juntos hemos obtenidos grandes cosas.

Todavía soy joven, tengo 40 años y creo que lograremos todo lo que nos hemos propuesto de manera seria y honrada”.

CLAMA POR SU HIGÜEY

Muy seria, señala que Higüey está atrasado, que ese municipio necesita mayor esfuerzos del Gobierno Central y que las autoridades se pongan de acuerdo para que esa comunidad logre avances significativos.

“Hay un crecimiento sin control, hace falta un buen hospital, mejorar las instituciones públicas, dar respuestas al problema de las aguas residuales, el acueducto que no se termina desde hace seis años, la ciudad está llena de hoyos”, indica.

Maritza Rodríguez considera que aunque el ayuntamiento hace esfuerzos con los recursos que llegan, el gobierno debe “poner los ojos en Higüey”.