3 Juan 1:2 “Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud”. El ser humano siempre ha luchado indeteniblemente por ser exitoso, desde niño lo sueña y cuando es adulto su mayor anhelo es lograrlo en cada área de su vida. Sin importar el camino muchas veces tenemos una sola elección y un objetivo, que es llegar a la meta. Algunos sueñan con ganar mucho dinero, tener posesiones materiales, otras viajar por todo el mundo y algunos con sueños más simple como tener una familia feliz.
Pero en medio de la trayectoria de la vida hay veces que no logramos el éxito. Entonces nos sentimos frustrados y fracasados, y nuestro diario vivir carece de sentido y hasta llegamos a pensar que Dios nos ha rechazado. Entonces inicia una batalla entre la elección del bien y el mal, lo que se hace constante en nuestras vidas.
La porción bíblica de hoy nos enseña tres tipos de leyes que gobiernan al hombre: Leyes humanas, leyes naturales y leyes espirituales. Acá la palabra nos presenta lo que Dios siente por ti, que seas prosperado en todo (leyes humanas), buena salud (leyes naturales) y prospere tu alma (leyes espirituales).
El hombre ha creado métodos y reglas para tener una vida organizada, ellas forman las leyes humanas como: las leyes de tránsito, leyes laborales, leyes impositivas etc.
La misma naturaleza tiene sus leyes como la ley de la gravedad se cumple nos agrade o no. El tiempo es parte de la naturaleza por eso hay día, noche, verano, invierno y las diferentes estaciones del año.
Dios también tiene leyes, aunque el hombre siempre ha intentado infringirla. Desde su creación su propósito es bendecirnos. A veces pensamos que ellas nos perjudican pero si la cumplimos veremos sus frutos en nosotros.
La licencia de pecar a voluntad no es libertad sino esclavitud, esto crea una barrera que nos separa de Dios, pero si cumplimos su ley tendremos libertad en Él.
Dios te bendiga. Él tiene un camino exitoso para tu vida.