Salmos 42:1 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.
La autoría de este salmos es atribuido a Masquil de los hijos de Coré. Recordemos que Coré fue el promotor de una rebelión durante el período de la travesía de los israelitas por el desierto. Dios lo ajustició a causa de la rebelión que él había promovido contra la autoridad de Moisés y Aarón. Pero ese castigo no cayó sobre sus hijos, ya que se mantuvieron fieles al servicio del templo, los cuales fueron colocados en el coro de alabanzas durante el reinado de David.
El ciervo es un animal ágil, esta habilidad la pone de manifiesto frente a sus adversarios ante momentos de dificultad. Este tiene un peligroso enemigo que sale de su interior y es el sudor, ya que este lo hace ser identificado por sus enemigos a larga distancias, por lo que tiene que buscar agua y bañarse para evitar ser encontrado fácil. Cuando llega la temporada de verano, esta es dura para el ciervo ya que la sequía atrapa su ambiente, entonces las corrientes de los ríos escasea, respondiendo a esta adversidad el ciervo sube a las montañas donde nacen los ríos y buscando una solución sustituta al agua. El ciervo se enreda de los lirios para tratar de tener el olor de los lirios.
Nosotros como creyentes al igual que el ciervo tenemos un enemigo interior que se llama YO, ante duras temporadas de verano que son de pruebas para nosotros y se quiere manifestar el orgullo, la envidia, la mentira etc, pero solo nos queda decir como establece la palabra en Juan 3:30 “Es necesario que el crezca para que yo mengüe”. Todas nuestras necesidades interiores son saciadas por una fuente que el que toma de ella, no tendrá sed jamás ya que es una agua que sacia para vida eterna (Juan 4:14).
A veces estamos como el ciervo, que nuestra única fuente es agotada antes los momentos de pruebas la solución que tal vez vemos más eficaz no la podemos utilizar, el ciervo en verano se le hace difícil encontrar un rio con un gran caudal pero él no se le limita a esto. El sube a la montaña en busca de un lirio para quitar este mal olor, así nosotros debemos buscar el lirio de los valles, como lo establece Cantares 2:1 “Yo soy la rosa de Sarón y el lirio de los valles”, ese es Jesús debemos oler a él y ¿cómo lo manifestamos?, a través de nuestra conducta, respetando las leyes terrenales, honrando a nuestros padres, etc. Estas son maneras de como tenemos el olor del lirios de los valles en nuestra vida.