Punta Cana, RD.- La alergia es un concepto muy presente en nuestras vidas, quizás debido a la
frecuencia de sus manifestaciones.
Podemos definirla como un estado de hipersensibilidad provocado por diferentes factores, y que afecta tanto a la esfera emocional como la física, siendo a través de las manifestaciones físicas que se alcanza el diagnóstico y se concretan habitualmente en reacciones de la piel y el aparato respiratorio y digestivo.
Estos trastornos consisten en un exceso de actividad (stress/ansiedad) de diferentes factores y células que llevan a la sangre sustancias que se fijan a las mucosas tanto respiratorias como digestivas o la piel, produciendo una inflamación que las predispone a reaccionar de forma exagerada a la presencia o contacto de aquellas sustancias a las que cada individuo es especialmente sensible.
El poder de la mente es tal que personas con idéntica predisposición alérgica pueden tener más o
menos crisis según su vulnerabilidad psicológica.
El individuo alérgico se defiende continuamente y, tanto por lo que respecta al ámbito físico como psíquico, lo hace de forma evasiva: desplaza la reacción a elementos del mundo externo habitualmente neutros.
Igual que el sistema inmunitario manifiesta la intolerancia percibiendo una sustancia inocua como un enemigo peligroso, del mismo modo el sistema psíquico desplaza la reacción hostil hacia otras partes del mundo afectivo.
La mente registra todos los episodios que acontecen durante la vida y los clasifica subjetivamente
como positivos o negativos.