Decisión en Verón Punta Cana; ¿continuidad o cambio en las elecciones municipales de 2024?
En las elecciones municipales de 2024 en República Dominicana más de ocho millones de ciudadanos están convocados a las urnas para elegir a los ejecutivos locales de los próximos cuatro años, según el padrón de 8,105,151 votantes registrado por la Junta Central Electoral (JCE), lo que representa un crecimiento del 7.63% en comparación con el proceso electoral de 2020.
Este contexto adquiere especial relevancia en Verón-Punta Cana, donde más de 30 mil votantes se enfrentarán a la de cisión entre la continuidad y el cambio el 18 de febrero del próximo año. La persistencia de un mismo gobierno local y su estilo de gobernanza plantea diversas implicaciones sociales en Verón-Punta Cana. Por un lado, consolidar los males sociales a largo plazo es un riesgo latente, llevando al estancamiento y la falta de innovación en la región.
Además, mantener la actual administración podría aumentar la desconfianza en ese equipo, generando descontento y percepciones de mala gestión de los recursos. Esto se debe a la falta de participación ciudadana y la carencia de políticas eficaces para el desarrollo, lo que podría contribuir aún más al deterioro de la calidad de vida en la comunidad. Perseverar en la misma senda implica perpetuar el caos y obstaculizar el camino hacia la organización.
Continuar con la situación actual significa permitir el descontrol en el transporte y el tránsito terrestre vehicular, la proliferación de la arrabalización y la persistencia de la falta de nomenclatura en calles y viviendas en los diferentes sectores. Además, conlleva la desolación en las zonas verdes, que persiste, junto con otros males que aún prevalecen sin cesar. De este modo, optar por la continuidad es, en esencia, respaldar y arraigar estos problemas que afectan negativamente la calidad de vida y la estética del entorno. Es hora de considerar un cambio que promueva el orden, la seguridad y el desarrollo común.
El cambio de gestor representa una oportunidad para romper con la continuidad y enfrentar las connotaciones sociales asociadas. Esta transición no solo renovará la esperanza y el optimismo en la población, sino que también podría traer nuevas ideas y enfoques positivos. Sin embargo, la transición debe manejarse con cuidado, ya que cambios bruscos o mal gestionados podrían generar resistencia y descontento. Está claro que la importancia de elegir nuevos dirigentes en la Junta Municipal está intrínsecamente ligada a las expectativas.
La pertinencia que los ciudadanos tienen a través de sus votos para poner fin a la situación actual y dar paso a la esperanza equiparable, comprometiéndose con la resolución de los problemas sociales existentes. El nuevo gestor, que asumirá el 24 de abril de 2024, tendrá la responsabilidad de abordar eficazmente el desasosiego y evitar repetir los errores del pasado. Se espera que este cambio de facilidad a una mayor representatividad y diversidad en la toma de decisiones, fortaleciendo la cohesión social. De igual manera, la transparencia y la rendición de cuentas son aspectos críticos que el nuevo director
