El PRM ante la reforma fiscal

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La necesaria reforma fiscal tiene efectos políticos, económicos y sociales. Escenarios que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene que asumir con determinación. Y acompañar al Gobierno durante ese proceso sin alejarse de su misión y visión.

El miedo desencadena todos los sistemas. Esta emoción perturba y angustia el ánimo por el riesgo, daño real o imaginario. Genera ansiedad por posible pérdida de la autonomía. Es el cuadro que podría estar sintiendo el PRM en este momento, el temor a la estima de reproducir el viejo comportamiento político de autodestrucción,  inmovilizado por ciertas circunstancias que podrían estar fuera de su control y, perder el poder político y ser acusado de reproducir aquella conducta política cuando está en el gobierno.

El peligro y amenaza externa al PRM lo obliga a su sobrevivencia institucional, pues ante el pánico y temor, más que huir o paralizarse debe enfrentarlo; jamás hacer como el avestruz que cuando siente miedo o amenaza esconde su cabeza en la arena. La variedad de estímulo que genera esta emoción moviliza toda una serie de comportamiento. Pues creerse humillado, pasar vergüenza o cualquier otra situación de profunda desaprobación que posibilite la pérdida de su integridad, lo más adecuado como partido oficial es programar estrategia de defensa y contraataque.

En vista de esta equivocada percepción que podría ser capitalizada políticamente por la oposición, pese a su arrogancia y moralmente postrada, por haber impulsado en el 2012 una reforma tributaria con la que aumentaron el ITBIS del 16% al 18%, así como una tasa reducida, pusieron a pagar impuestos (ITBIS) al chocolate, al café y al aceite, y por eso no tiene calidad moral, por haber actuado contrario al mandato de la Estrategia Nacional de Desarrollo de aplicar desde 2015, primero reducir la evasión y segundo un pacto fiscal.

Entonces, la dinámica relación e interacciones entre el Gobierno y el PRM han de ser como un cuerpo frente al propósito de la oposición, de minar la imagen del Gobierno. Encararle el peso económico que implicó no haber hecho la reforma tributaria en el momento y forma como estaba prevista por evitar el costo político-electoral. Neutralizarla por convertir al país en un bagazo moral y arruinado. Y colocarse en la primera línea de defensa del gobierno ‘a cal y canto’ en presencia del cuestionamiento a sus medidas fiscales. Ella si está aterrizada por el reclamo social de su conducta pública cuando pasó por el gobierno, sin la legitimidad social e incapaz de pensar en el dominicano, sino en sus intereses y beneficios.