lunes, mayo 6, 2024
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Juana Cecilio, una comadrona que atendió decenas de partos en la zona

Génesis Pache / gpache@editorabavaro.com

Verón. Juana Cecilio es una señora de unos 81 años de edad que reside en Verón, pero que durante muchos años vivió en una zona denominada La 20, cercana a lo que es hoy Cabeza de Toro. Por muchos años, esta señora atendió decenas de partos en esta zona, en una época en la que era difícil el transporte hacia Higüey y no había dispensarios médicos.

Su memoria ya no le alcanza para recordar la cantidad exacta de partos que realizó. Hoy, ya siendo una mujer viuda, Juana Cecilio vive con una de las tantas hijas que crio y con sus nietas, porque irónicamente esta mujer que ayudó a muchos a nacer no pudo tener hijos, por lo que crio algunos niños.

Los recuerdos sobre su experiencia por momentos llegan a su memoria, como fue el parto en el que nació Uridys Marte, un líder comunitario y político de esta zona. Como el de ese joven también recuerda otros más.

La llegada de Juana Cecilio a esta zona se produjo en el 1941, cuando había pocos habitantes en la zona. Relata que en esa época eran unos cuatro o cinco â??ranchitosâ? lo que estaban construidos por aquí.

PARTERA

Juana Cecilio relata que para ser partera o comadrona de esta zona tuvo que hacer unos cursillos en Higüey, que duraron unos 8 días, en el Hospital Central de este pueblo, donde le dieron libros, indicaciones y utensilios propicios para el oficio.

Recuerda que las personas la buscaban a altas horas de la noche y la madrugada, para que fuera a atender partos. Si ella no podía ayudarles a que los niños nacieran o las madres se acobardaban, Cecilio prefería enviarlas para Higüey.

Algunas embarazadas solicitaban con antelación a Cecilio, ya que iban a que les sobara las barrigas, para que el niño bajara y se colocara en una mejor posición.

El día del parto, ella sentaba a las mujeres en un cajón o las acostaba en el piso para facilitar el proceso.

Sentada a la entrada de su casa, en Verón, limpiando unas habichuelas, Cecilio recuerda que hizo muchos partos. Calcula más de 50, en total. Dice que conoce a muchos de esos niños que ella ayudó a nacer, y que a otros no.

Manifiesta que nunca murió ningún niño ni su madre en los partos que ella practicó, que todos salían muy bien, porque si ella veía complicaciones lo enviaba al hospital de Higüey.

Habían partos de los que ella practicaba que duraban largas horas, en las que Cecilio debía permanecer al cuidado de la embarazada hasta que finalizaran. En algunas ocasiones, tenía que amanecer con las parturientas.

A las 2:00 y a las 3:00 de la mañana venían a buscarme, y yo salía con una lámpara por los caminos y las ciénagas llenas de agua a las casa donde estaban las parturientas�, recuerda. En una ocasión tuvo que estar tres días con una embarazada, en La Jarda de Verón.

Menciona que un día le llevaron en una camioneta a una mujer que vivía en El Cabo San Rafael, y no le daba tiempo de llevarla al pueblo, solo pudo llegar hasta la casa de Cecilio y allí ésta le hizo el parto.

â??Dejé de hacer los partos, porque las personas cuando tenían dinero se iban para Higüey, y cuando estaban arrancaoâ?? o era un caso de emergencia, entonces llamaban a Juana. Yo dije no voy con esto; ya yo no puedo másâ?, rememora Cecilio.

Su memoria ya no registra el último parto que realizó, aunque hace cierto tiempo que dejó esta práctica. Dice que los partos dejaron de hacerse por esta vía, desde que el transporte se volvió común en esta localidad y las personas podían trasladarse al pueblo.

SU VIDA

Juana Cecilio nunca procreó hijos, debido a que su esposo no podía tenerlos. Recuerda que crio unos 20 niños. Su esposo tiene ya 16 años que partió de este mundo, por lo que ella vive con una de sus hijas y rodeada de algunas nietas.

Juana Cecilio nació en el 1935. Tiene ya 81 años y se mantiene al cuidado de su familia en una casa en Verón. Algunos de sus recuerdos aun la acompañan; otros, simplemente quedaron en el olvido. Aún conserva la tijera que le dieron en los cursillos que tomó en Higüey para cortar los cordones umbilicales de los niños, y unos de los libros de enseñanza.

También, tenía, hasta hace un tiempo, el bulto con las fichas que debía llenar con los partos y la revisión que le hacía cada cierto tiempo a los niños y sus madres.

Muchos de estos objetos los perdió durante tormentas y huracanes que han azotado a la zona, y que provocaron que su casa se llenara de agua.

Recuerda que no cobraba los partos, sino que si algunas de aquellas personas tenían algo de dinero y deseaban darle, ella lo tomaba, de lo contrario no les cobraba. Cecilio debía participar de reuniones con Salud Publica, razón por la que a veces se trasladaba hasta San Pedro de Macorís, donde le hacían preguntas sobre su trabajo y el control que llevaba.

Cecilio explica que una vez las cosas se modernizaron y los autobuses empezaron a viajar para Higüey, ya las embarazadas no acudían a ella. Parte de estas situaciones provocaron que ella dejara de hacer partos.

También, dice que ya ella no se siente en capacidad de hacer partos, porque no puede mantenerse mucho tiempo agachada, porque le duele mucho la cadera y ha perdido algunas de sus facultades.

Juana Cecilio agradece al pueblo de la zona por el cariño que le tienen, y porque donde quiera que ella va las personas la reconocen y saludan con mucho aprecio.

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Génesis Pache
Génesis Pache
Licenciada en Comunicación Social, mención periodismo. Egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Apasionada por la lectura y amante de todo lo creado por Dios.