lunes, mayo 6, 2024
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¡Pasando las de Caín! Trabajadores informales cuentan mal momento que atraviesan por pandemia

Verón. – Para muchos, quedarse en casa para evitar contagios masivos del letal virus COVID-19 ha significado un verdadero reto, y para no pocos una desgracia. Quienes trabajaban en establecimientos informales, denominados así por no tener compromisos con el Estado en el pago de diferentes impuestos, viven una situación no muy agradable, ya que han quedado excluidos de los programas de ayuda implementados por el Gobierno y destinados a empleados suspendidos. El Poder Ejecutivo creó el programa Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE) para apoyar, de manera transitoria, a los trabajadores formales del sector privado con una transferencia monetaria, a objeto de contrarrestar los efectos económicos de las medidas tomadas para frenar el avance del COVID-19. Esos empleados, que están incluidos en este programa, son los que están en la nómina de empresas debidamente constituidas y registrados ante el Estado dominicano y por ende que cumplen con los compromisos tributarios. [caption id="attachment_49572" align="alignright" width="351"] Quienes trabajaban en establecimientos informales, denominados, viven una situación no muy agradable ya que han quedado excluidos de los programas de ayuda implementados por el Gobierno.[/caption] Pero ¿Qué pasa con los que no trabajan en esas compañías? En el país y más en una zona turística como Verón-Punta Cana, que en los últimos años experimenta un crecimiento significativo, han surgido negocios de todo tipo y que no cumplen con las formalidades de rigor ante las instituciones gubernamentales. En esta demarcación existen muchos comedores, pica pollos, peluquerías, ferreterías, venta de teléfonos celulares, salones de belleza, cafeterías, talleres mecánicos y otros. Todos han operado de manera informal, pero han servido como fuente de empleos para muchas personas, que han llegado a Verón-Punta Cana en busca de formar parte del festín económico que brinda esta localidad. Esos trabajadores no los agrupa el programa FASE y así, claramente, lo han reiterado las instancias estatales encargadas de la puesta en marcha de esto. El ministro del Trabajo, Winston Santos, ha expresado que la institución que representa solo regula al sector formal y que las personas que pertenecen a ello están desprotegidos del programa FASE, lo cual deben acudir a otros planes implementados por el Gobierno como el â??Quédate en tu Casaâ?, dirigido a la población más vulnerable desde el punto de visto económico. Los extranjeros que permanezcan en el país, en condiciones migratorias irregulares, tampoco son incluidos por el programa FASE, ni tampoco por el programa â??Quédate en tu Casaâ?. Muchos de ellos, principalmente haitianos y venezolanos, han logrado incursionar en el mercado informal. ¿Cómo enfrentan esta situación? Desde que se implementaron las medidas para evitar contagios masivos del coronavirus, y que abarcaron el cierre de establecimientos no esenciales, quienes trabajan en los negocios denominados informales, entraron en pánico y a partir de allí empezó todo un calvario. Es el caso de José Maldonado, un barbero que trabajaba en una peluquería ubicada en la carretera Verón-Otra Banda, quien tuvo que verse obligado a cerrar sus puertas. Al principio, Maldonado imaginó que estas medidas de suspensión de labores eran sólo unos días, y por tanto, con algunos ahorros, vio la capacidad de sobrevivir en estos tiempos de cuarentena. â??Con la extensión de esas medidas se me fue complicando el panorama. La peluquería cerrada y yo sin poder hacer otras actividades, porque tampoco se puede hacer, para así evitar contagiarse uno y contagiar a los demásâ?, indicó Maldonado. Dice que no tiene pareja, pero sí un hijo de tres años, a quien siempre le ha comprado los insumos necesarios para su sano crecimiento. â??Ahora solo vivo de la caridad de mi padre, que es quien me está ayudando y a su vez con lo poco que recibo darle algo a mi hijoâ?. Este barbero asegura que ha intentado ingresar a otras plazas laborales, como supermercados y farmacias, que sí están plena operatividad, pero le han negado las oportunidades por el momento, en vista de que le han dicho que no están buscando nuevo personal. â??Tampoco aplico para el programa Quédate en tu Casa, que eso era una esperanza que yo tenía para obtener algo de dinero. Por ahora, solo recibo la ayuda de mi padre y bueno también aprovecho los almuerzos que traen aquí a Lotificación Verón que es donde yo vivoâ?, expresó. [caption id="attachment_49573" align="alignleft" width="292"] Muchos comedores, pica pollos, peluquerías, ferreterías, venta de teléfonos celulares, salones de belleza, cafeterías, talleres mecánicos y otros.[/caption] En la misma situación se encuentra Angélica Hernández, puesto que el comedor para el cual trabajada, ubicado en cerca del cruce de Domingo Maíz, también cerró. Pese a ser un establecimiento de venta de comida cocida y que las medidas implementadas le permiten abrir sus puertas, Hernández dijo que el propietario decidió no abrir por temor a contagiarse de coronavirus. â??No estoy trabajando desde el 22 de marzo exactamente y desde ese momento solo recibo la ayuda de personas que han venido a Domingo Maíz a traernos comida no preparada y también ya listaâ?, manifestó Hernández. Esta mujer afirma que tiene un hijo de seis años y tampoco aplica para la ayuda que brinda el programa â??Quédate en tu Casaâ?. â??Vivo con mi hijo y mi hermana y bueno nos estamos allí ayudando con lo que recibimos aquí en la comunidad, ya que estamos desempleadas y no tenemos ingresosâ?, señaló. Hernández además aseguró que reciben solo los alimentos que son llevados por el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur) y que han sido donados por varios hoteles de Verón-Punta Cana. José Augusto Fernández, mecánico, también atraviesa una situación igual a de los demás que han trabajado en negocios informales. El taller al cual pertenece está ubicado en la avenida España y se vio obligado a cerrar sus puertas desde finales del mes pasado. Fernández dice que ha enfrentado esta situación de inactividad laboral por la pandemia, con los ahorros que ha logrado reunir. â??Pero ya se me están acabando y no se dé que voy a vivir ya que mi esposa también está sin trabajoâ?. Destacó que no aún no ha verificado si alguno de los programas sociales existentes pueden abarcarlo, ya que indica le urge una ayuda en virtud que en los actuales momentos vive del dinero que ha ido guardando en los últimos meses. â??Uno vive prácticamente del día a día y ahora sale esta situación muy difícil, que yo la entiendo, pero que viene a complicar las cosas porque no tengo un negocio propio y de paso es informalâ?, puntualizó el mecánico. Consecuencias [caption id="attachment_49571" align="alignleft" width="131"] Alsber Sánchez, contador público.[/caption] Para el contador público Alsber Sánchez, los negocios informales enfrentan una difícil situación en medio de esta pandemia generada por el COVID-19, ya que entiende que es una consecuencia de no haber formalizado las diversas obligaciones ante los organismos del Estado. â??Las empresas informales al mantener esa condición, están fuera de los compromisos que ha asumido el Gobierno con los trabajadores de aquellos establecimientos que si son formalesâ?, explicó Sánchez aseveró que al estos negocios no cumplir con las obligaciones tributarias, que además exige la legislación dominicana, el Estado no puede asumir las pérdidas que puedan generar porque no están registradas y por tanto para la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) y el Ministerio del Trabajo son inexistentes. â??Son momentos sumamente difíciles para esas personas que dependían de estos establecimientos, pero en República Dominicana el Estado solo reconoce y vela por las empresas formales, es decir, aquellas que son registradas y cumplen con sus deberes tributariosâ?, acotó el contador público.]]>