viernes, octubre 11, 2024
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Su bautismo nos lavó

Hablar de agua, es hablar de la combinación de oxígeno e hidrógeno, es hablar del elemento más común en la faz de tierra, es decirle  a usted que el 71% del planeta tierra es agua, que incluye los océanos, los ríos, lagos etc., pero no solo en la tierra sino también el peso del ser humano el 70% es agua. Todo esto nos deja claro qué tan importante para Dios es el agua, ya que su misma creación lo revela.

Si vamos a la Biblia no vamos a encontrar que la primera escena donde se menciona agua es en el libro de (Génesis 1:2) donde nos dice la palabra que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Cuando Dios inicia la creación ya el agua estaba, y antes de Dios iniciar la creación solo había eternidad. El tiempo empezó a existir a partir del primer día de la creación, de manera que el agua es eterna, siempre ha estado sobre la faz de la tierra. El agua es una representación de misma presencia de Dios, el agua es vida.

Para entender la importancia del agua en el término espiritual debemos conocer costumbre judía:

1-Lavamiento de consagración o bautismo. Toda persona que iba a iniciar el ministerio del sacerdocio tenía que hacerle un lavamiento de consagración según la costumbre judía (Éxodo 29:4). Este lavamiento se conoce como bautismo. Jesús antes de iniciar el ministerio primero fue bautizado para cumplir a justicia toda la ley. En la carta (Tito 3:5) llama este acto el lavamiento de la regeneración, que es donde se inicia el proceso de una nueva creatura del creyente.

2-Lavamiento diario. Bajo el orden que tenían establecido los judíos en tiempo de Moisés, el sumo sacerdote que entraba al lugar santísimo una vez por año a ofrecer sacrificios y los sacerdotes entraban diario a ofrecer sacrificios al lugar santo, antes de ellos entrar primero tenían que lavar sus manos y sus pies en la fuente de bronce, porque si no morían en el momento que hacían el sacrificio (Éxodo 38:8). La Biblia nos enseña que en nosotros debe de haber un lavamiento diario a través de su Palabra. Establecer una conexión con el padre, ya que si no lo hacemos vamos a morir espiritualmente en nuestra lucha diaria con el enemigo.

El agua no importa en qué estado esté, no deja de ser agua. Así que usted no importa la situación que enfrente, no puede perder su carácter que lo identifica como un hijo de Dios, en señal de que el bautismo lo lavó.

¡Dios continúe bendiciendo tu vida!

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