El cambio climático está matizado indisolublemente por el factor humano. El turismo como actividad humana influye en sus manifestaciones. La pandemia del covid-19, generalmente asociada a efectos perniciosos, en cambio fue la causante de haber reducido el 7% de emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2020 a disminuir del flujo turístico mundial.
Este sector produce preocupantes emisiones a nivel universal, con tendencia a aumentar, lo que obligó a que sus actores asumieran algunos compromisos por la sostenibilidad del planeta. Por ejemplo, el transporte turístico es causante de generar el 5% del total de las emisiones antropogénicas, los hoteleros el 20% del total, incluyendo calefacción y aire acondicionado, refrigeración de bares, restaurantes y climatización de piscinas. Entonces en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 (COP25) realizada en Madrid, se acordó reducir al menos el 25% para 2030.
La OMT tiene el deber de acelerar el progreso del desarrollo del turismo hacia las bajas emisiones y lograr que el sector contribuya a los objetivos climáticos internacionales, conforme a las recomendaciones de la Visión de One Planet. Recuperarnos de manera responsable tras la covid-19. Y reforzar la medición, la comunicación de los datos de las emisiones de CO2 y la eliminación del carbono.
Ante el confinamiento impuesto por la pandemia en el 2020, la actividad turística internacional redujo sus operaciones a 98% en comparación con el 2019. El descenso interanual del 56% en las llegadas de turistas entre enero y mayo, representó 300 millones de turistas menos y 320.000 millones de dólares en pérdidas en ingresos por turismo internacional. En pos de su recuperación y pérdidas, probablemente sus agentes aceleren sus operaciones para alcanzar los niveles pre-pandemia, en perjuicio del ecosistema del planeta y el cambio climático. El desafío para su reactivación es tener que hacerlo recortando y bajando emisiones de carbono.
De modo que, la actividad turística es una de la más perjudicadas por los efectos del cambio climático, pues el clima determina la duración y la calidad de las temporadas turísticas, incluyendo directamente en la elección de los destinos turísticos, y por vía de consecuencia baja del flujo, el ingreso, la inversión y los empleos fruto de los efectos en las zonas costeras, montañosas y en islas como la nuestra, receptiva de turismo, la cual sería impactada significativamente. Por ello, la OMT ratifica su compromiso de impulsar la sostenibilidad en estas zonas consideradas como vulnerables a los cambios ambientales provocados por el clima.