PUNTA CANA, RD.- Con la noticia divulgada la semana pasada de la nominación oficial de la ex presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen como futura secretaria del Tesoro de Estados Unidos, el equipo del presidente electo, Joe Biden, comienza a delinear con claridad la configuración de su futuro equipo económico.
El próximo gobierno estadounidense tendrá numerosos retos a los cuales hacer frente en esta área, empezando por enrumbar al país hacia la recuperación económica de la severa crisis causada por la pandemia de coronavirus, pero también enfrentará muchos desafíos fronteras afuera, en las relaciones comerciales.
En términos comerciales, Biden podría heredar el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), producto de la renegociación que hizo Trump del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que estaba vigente desde inicios de siglo. El gobierno entrante ve con buenos ojos el T-MEC, que fue aprobado en el Congreso de EE.UU. con un firme apoyo tanto del Partido Republicano como del Partido Demócrata, pues en la actualidad muchos lo consideran como el estándar a seguir en este tipo de convenios comerciales debido a que contempla cláusulas exigentes en temas de derechos de los trabajadores y de protección ambiental.
Muchos analistas esperan ver cambios en las relaciones comerciales con Cuba, que sufrieron un fuerte retroceso durante el gobierno de Trump, quien reimpuso nuevas restricciones tras el deshielo protagonizado en la era Obama, cuando el ahora presidente electo era vicepresidente del país. Las relaciones comerciales con Reino Unido también podrán descender escalones en la lista de prioridades del gobierno de Biden, pese a la tradicional «relación especial» que durante décadas han mantenido ambos países. Aunque los funcionarios británicos del área comercial han estado cortejando al equipo del presidente electo durante algún tiempo, no es probable que en Washington tengan prisa por firmar un acuerdo con Reino Unido.
Es conocido que Biden no es precisamente un partidario del Brexit y, además, él ha dicho que no habrá acuerdo si se socava el Acuerdo del Viernes Santo que logró la paz en el conflicto irlandés. En cuanto a China, el presidente electo de Estados Unidos no retirará de inmediato los aranceles impuestos a muchas importaciones procedentes de China, decididos por el presidente saliente Donald Trump, y tampoco romperá el acuerdo comercial inicial obtenido por el gobierno de Trump. Biden argumentó que quiere maximizar su capacidad de maniobra en futuras conversaciones con el rival geopolítico de Estados Unidos.