viernes, abril 26, 2024
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Editorial: La carga no es solo de Luis

En una de muchas entrevistas concedidas a los medios de comunicación, el presidente electo,Luis Abinader, dijo que no iría al Gobierno con una varita mágica.

Con esta respuesta ilustrativa, quien a partir de agosto será el jefe de Estado de los dominicanos, quiso dejar claro que el manejo de la cosa pública no es un juego de niño, sino que entraña una gran responsabilidad, entrega y sacrificios.

El país que Luis recibirá con la encomienda de conducirlo por las sendas del bienestar colectivo, no es el mismo que cuando decidió correr en una contienda electoral para ganar el cargo más codiciado por cualquier político, la Presidencia de la República.

En ese momento, los sectores productivos gozaban de una gran expansión, reflejada en indicadores que colocaron esta media isla en un sitial envidiable de crecimiento económico sostenido frente a otros países de la región.

Hablamos de cuando el mundo ni siquiera imaginaba que sería sorprendido por una pandemia poderosa, que para matar y contagiar no discrimina entre razas ni clases sociales.

El planeta Tierra cambió en un abrir y cerrar de ojos. Contamos millares de muertes y enfermos con afecciones graves, leves y moderadas, pero todos con el denominador común de haber caído en las filosas garras de la covid-19.

Billones de dólares se han destinado para salvar y sanar seres humanos, para no permitir que el resto de la humanidad perezca de hambre o que al menos pueda solventar sus necesidades más apremiantes.

Por ese estado de cosas, los gobernantes hablan de asistencialismo, reactivación económica y procesos de recuperación progresiva. Los mercados no logran superar la incertidumbre y el nerviosismo provocados por esta crisis sanitaria, que no respeta fronteras.

Pedirle a un presidente nuevo, y por demás sin experiencia de Estado, que resuelva en un santiamén problemas estructurales y ancestrales, más que injusta sería una exigencia desproporcionada.

El compromiso no es solo de Luis y su equipo de trabajo. El contexto actual amerita del concurso de distintos sectores de la vida nacional, echando a un lado rebatiñas y sectarismos políticos, para enfocarnos en el gran desafío que como nación nos plantea esta pandemia feroz y tenaz.