Romayra Morla / rmorla@editorabavaro.com
[caption id="attachment_2211" align="alignright" width="150"] Josefa Damasa GarcÃa.[/caption]HIGÃ?EY. Los accidentes de tránsito no sólo generan gastos de sumas cuantiosas al sistema de salud dominicano y a los familiares de las personas afectadas, también dejan secuelas fÃsicas y psicológicas que muchas veces las victimas deben enfrentar de por vida.
En algunos casos, pierden algún miembro o parte de su cuerpo, se ven limitados para continuar su vida de manera normal, incluyendo su rutina laboral-educativa y se convierten en personas dependientes de otras.
La señora Josefa Damasa GarcÃa, residente en el sector Los Sotos, vive una situación similar y quien narra que sufrió un accidente de tránsito cuando tenÃa 26 años de edad, el mismo ocurrió en 1999, en la carretera Higüey Seibo, se transportaba en una motocicleta con otra persona, quien conducÃa el motor y fueron impactados por un carro.
â??En ese momento caÃ, perdà el conocimiento por varios minutos y luego volvà en sÃ, estaba tirada en medio de la calle, hice señas a un camión y no se detuvo, después pasó otro vehÃculo y se apiadó y me llevaron al hospital, en mi mente sólo pensaba, pero â??Dios mÃoâ? no sé si volveré a ser la misma de antesâ?, expresó con mirada triste.
También dijo que en su proceso de recuperación le hicieron dos operaciones en la pierna izquierda. Duró un año en cama, lloraba mucho, tenÃa crisis de nervios y depresión.
[caption id="attachment_2210" align="alignright" width="150"] Francis Brito del Rosario.[/caption]Antes del accidente, indicó que trabajaba en los hoteles y zona franca, durante estos años Josefa ha tocado varias puertas en busca de trabajo, pero siente discriminación y piensa que no le dan empleo por su condición de sostener su cuerpo con dos muletas.
No obstante, asegura que se siente con deseo y fuerza para trabajar y desempeñar un oficio que le permita dejar de depender económicamente de su familia. Exhortó a las personas que han sido inhabilitados por causa de los accidentes de tránsito a no perder la fe en Dios que él nunca los desamparará.
Por otro lado, Francis Brito del Rosario, es un joven que también comparte su testimonio de aquel trágico accidente de tránsito que le cambió la vida cuando apenas recién cumplÃa 22 años.
Relató que el 25 de marzo de 2001, cuando conducÃa una motocicleta se accidentó con otro vehÃculo similar en la carretera Sánchez, que conduce a El Seibo. Explicó que en el momento de chocar y antes de caer en el suelo se dio un golpe en el pecho con una yipeta.
[caption id="attachment_2212" align="alignright" width="150"] Prótesis de hierro colocada a Francis Brito del Rosario.[/caption]Asimismo, dijo que luego de recibir los primeros auxilios fue trasladado al Hospital DarÃo Contreras, donde le hicieron una operación que duró siete horas con la intención de que no le cayera gangrena en el pecho por la cantidad de suministro sanguÃneo que perdió, sin embargo, su pierna derecha fue amputada, describe ese momento como algo traumático.
â??Duré siete meses en mi casa sin caminar y cuando logré hacerlo con una muleta, permanecà tres años deshabilitado por depresión y me llegaban todos los pensamientos malo, pero pude salir de ese estado y me puse a estudiarâ?, detalló.
Explicó que tiene la voluntad y el deseo de ayudar a los jóvenes que se encuentran en su misma situación, pero no cuenta con los recursos necesarios para hacerlo.
Actualmente cursa la carrera de Lenguas Modernas, mención Inglés en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD-Higüey). Dice que imparte clases de inglés en su casa porque no tiene dinero para alquilar un local.
También vende especias en colmados de Higüey para sobrevivir y continuar con sus estudios. Además, logró obtener una prótesis de hierro gracias a la ayuda de varias personas que se solidarizaron con su caso.
Traumas psicológicos
Al consultar al psicólogo clÃnico Emilio Jiménez, explicó que luego de un accidente de tránsito en las personas involucradas hay un daño psicológico que aparece después de la recuperación fÃsica.
Asimismo, agregó que puede desarrollarse una depresión, miedo o alguna fobia a los accidentes, también trastorno del sueño, trastorno de alimentación, estrés pos traumático, lo cual, sino se trata puede traer otros problemas y daños irreversibles en el aspecto emocional.
Al referirse al tratamiento dijo que este debe ser psicológico y psiquiátrico dependiendo el trauma y como sea la evolución de la persona.
En el caso de la familia que pierde un ser querido en un accidente de tránsito puntualizó que entran en un trastorno de duelo que se divide en cinco fases: La ira, la negación, la negociación, la depresión y la aceptación; los tres primeros se pueden asimilar rápido.
Sin embargo, sostuvo que â??si una persona llega a la depresión sin tratarse podrÃa durar en ese estado uno, dos y hasta diez años, por lo que es recomendable buscar la asistencia de un especialista, lamentablemente en nuestro paÃs no existe la cultura de visitar el psicólogoâ?.
Aclaró que los psicólogos son las personas que van de la mano y acompañan al individuo en su dolor y le ayudan a resolver la situación.
En el caso de las personas que han perdido alguna parte de su cuerpo o han sufrido amputaciones se trabaja en ellas y en las familias la aceptación y se les orienta que hay otras oportunidades de vida. La duración del proceso dependerá del diagnóstico y evolución de los pacientes.
Sugiere a las personas que han tenido accidentes de tránsito que por más pequeño que haya sido deben visitar el psicólogo acompañado de un familiar, para evitar que las secuelas y pensamientos recurrentes alteren la cotidianidad del individuo.
Otros especialistas aseguran que en el aspecto fÃsico las principales consecuencias que presentan las personas involucradas en los accidentes de tránsito son fracturas en el fémur, en los brazos, la cadera y traumas micro cefálico.
Amputaciones
Según el informe publicado en el mes de marzo de este año de la Asociación Dominicana de Rehabilitación el 12% por ciento de los pacientes nuevos que reciben cada año provienen de accidentes vehiculares, ya que estiman que por cada accidente tres personas van a requerir servicios de rehabilitación.
También resaltan que en los años 70 las amputaciones eran producto de diabetes y corte de caña, pero en la actualidad están en primer lugar por accidentes de motor, en segundo por diabetes y en tercer lugar por violencia social.
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