ERNESTO RIVERA (DUKE) redaccion@editorabavaro.com
Nativo de la sección Santana, en la común de Higüey, don Eusebio Cedano era hijo de don Anisete Cedano y Doña Anita Caraballo. Hombre de poca instrucción académica, fue sin embargo, un ejemplar munícipe, desinteresado, cuyas manos estuvieron siempre abiertas para socorrer las necesidades de sus semejantes y de toda su comunidad. Sin demasiados apuros económicos, no hubo enfermo que no conociera de la bondad de don Eusebio, quien costeaba sus tratamientos médicos pagando medicamentos y alimentación hasta que quedaban completamente restablecidos. Fue fundador en Santana de la Hermandad de los Toreros de la Virgen y patrocinó toda la vida los velorios, que todavía hoy se celebran los 13 de Agosto de cada año y donde se reúnen los toros que van a hacer su entrada a Higüey el día 14 en la mañana, entre música, fuegos artificiales y repiques de campanas, y acompañados de una gran caballería de potros bien enjaezados que tradicionalmente sale a alcanzarlos a una gran distancia fuera de la ciudad y que durante muchos días los han estado preparando para que luzcan lo mejor posible. Don Eusebio también donó el terreno donde se levantó la primera ermita de Santana y costeó su construcción. Dicen que vigiló y sirvió hasta de sereno durante todo el tiempo que se tomó la construcción y aún después no dejó nunca de servir a la iglesia. Así sucedió también con la Escuela cuyos terrenos donó y cuya construcción también pagó con su propio dinero. Esta escuela hoy lleva su nombre como una muestra de agradecimiento. Fue alcalde de su comunidad casi todo el tiempo que duró su vida y dejó una familia numerosa de trece hijos que han seguido fielmente su trayectoria, dando, como su padre ejemplo de seriedad, honradez y laboriosidad. La calle que lleva su nombre, de corta longitud, está detrás del Liceo Gerardo Jansen, iniciándose en la Estéfana Brea, hasta la Avenida Juan XXIII en el sector de San Martín, barrio relativamente reciente y de poca historia.