Siempre se ha dicho que la prostitución es el oficio más viejo del mundo, como forma de justificar que las mujeres vendan sus cuerpos y ahora también los hombres se están dedicando a esa práctica para sobrevivir. En Higüey desde siempre han existido los prostíbulos, en donde los hombres iban a buscar con quien pasar una noche, algunos de los cuales tienen décadas operando y forman parte de la historia de la ciudad.
Esos negocios operaban casi en la clandestinidad. Quienes iban no lo decían en público, pero ya eso cambió.
Ahora las prostitutas y también los homosexuales venden sus cuerpos en las calles, en el centro de este municipio y al parecer a las autoridades no les importa. La calle Agustín Guerrero, entre el parque central y la Basílica parece un gran cabaret.
Creo que es imposible acabar con la prostitución, pero que el sexo se comercialice en la principal calle de Higüey, frente a todos y sin ningún pudor, es algo que me preocupa y creo que a muchos ciudadanos también.
Américo Santana
Estudiante de Medicina UASD
