PUNTA CANA. El ministro de Asuntos Exteriores del gigante asiático, Wang Yi, volvió a lanzar una amenaza, el pasado miércoles a la Casa Blanca. “Esto es una completa farsa. Estados Unidos viola la soberanía de China bajo el disfraz de la llamada ‘democracia’… quienes ofenden a China serán castigados”, dijo. Lo cierto es que la disputa comercial que ambas potencias mantienen no es nueva. Pero un recrudecimiento del desencuentro, en el momento actual, no hará más que empeorar las cosas. La mayoría de los expertos considera que el inicio de las hostilidades diplomáticas tendrá serias consecuencias sobre la economía global.
El efecto del estallido de la pandemia fue un claro ejemplo de ello. Durante los últimos dos años, Occidente ha sufrido una crisis de suministros que ha provocado la paralización de la actividad industrial, tanto en EE.UU. como en Europa. Un estrechamiento en el embudo de envío de materiales chinos dispararía los precios, aun más, provocando que la crisis de inflación que padecen los países de uno y otro lado del Atlántico se dispare. Todo ello depende de si el presidente Xi Jinping pasa de las palabras a los hechos. Sin embargo, la mayoría de los expertos consultados descartan que Pekín inicie una guerra económica contra Washington.
Las constantes oleadas de la covid que han azotado al gigante asiático y la política de “tolerancia cero”, aplicada por las autoridades, han paralizado la actividad del país, y con ello su progreso económico. El martes, cuando se incrementó la tensión entre ambas naciones, los mercados globales se mostraron alertas ante el nuevo riesgo que supone la tensión geopolítica entre China y Estados Unidos.
China considera a Taiwán como parte de su territorio que tiene que reunificar, por lo que la llegada de la representante estadounidense, Nancy Pelosi, a esta región, ha sido considerada como una provocación, mientras el ejército chino ha advertido que lanzarán “acciones militares selectivas” en respuesta a esta visita. Esta creciente tensión entre Estados Unidos y China ha tenido un efecto casi inmediato en la economía, generando una caída en los precios del petróleo y pérdidas en bolsas como Wall Street.
LATINOAMÉRICA FRENTE A ESTA CRISIS
Economistas y analistas internacionales que han expresado su punto de vista sobre este conflicto, que pone con los “pelos parados” al orden mundial, coinciden que probablemente impulsará a más empresas multinacionales a trasladar sus fabricas de China a América Latina para protegerse de posibles trabas a sus exportaciones. América Latina puede ofrecer a las empresas multinacionales una mayor proximidad a Estados Unidos, el mercado más grande del mundo, y zonas horarias similares.
Además, México y varios otros países de la región tienen acuerdos comerciales preferenciales o de libre comercio con Estados Unidos. Países clave como México siguen apostando por sus exportaciones de materias primas a expensas del desarrollo de industrias del siglo XXI, como exportaciones de tecnología o plantas de fabricación sofisticadas. Otro posible efecto secundario de la escalada de las tensiones entre Estados Unidos y China tras el viaje de Pelosi a Taiwán podría ser una decisión china de aumentar su apoyo a Venezuela, Cuba y Nicaragua.