Los accidentes en la boca son más comunes de lo que pensamos. Es importante saber manejarlos de manera oportuna para garantizar un mejor pronóstico en los dientes afectados. Estas caídas son consideradas emergencias odontológicas y deben ser atendidas inmediatamente. Muchas veces al ver sangre, los adultos atinamos a correr a la sala de emergencia de un centro de salud, pero si no hay fracturas óseas en otras partes del cuerpo, lo ideal es que lleguen directo donde nosotros, o en su defecto llamarnos desde el hospital para ya sea dar las primeras instrucciones o coordinar la atención dental de emergencia.
Estos accidentes se pueden presentar en todas las edades y en ambos sexos, pero tienen mayor prevalencia en niños que en niñas y las edades en las que es más común esperarlos son: al año de edad, por estar aprendiendo a caminar. A los 7-8 años de edad: por deportes de contacto y uso de bicicletas y a los 18 años por accidentes de carro y peleas.
Lo importante en estas situaciones es hacer lo posible por mantener la calma -ver sangre y llanto son elementos que van en contra- pero aun así una cabeza en calma nos permite tomar mejores decisiones. Tratar de ver la extensión de las lesiones producto de la caída, y para esto nos sirven las siguientes preguntas: ¿se rompió algún diente?, ¿falta algún diente?, ¿hay sangre que proviene de la boca?, ¿hay alguna cortada en los labios o en la lengua?
A medida que se van respondiendo estas preguntas, podemos ir tomando decisiones que facilitarán la intervención por el odontopediatra. Si se salió el diente, temporal o permanente hay que buscarlo. Se sostiene por la corona (la parte del diente que podemos ver al sonreír) sin tocar la raíz. Si no se ve en los alrededores, pero tampoco se ve en la boca, es posible que no se haya salido, sino que se haya intruido (entrado en el hueso y raíz). Esto lo confirmaremos con una radiografía en la consulta.
Cuando hagas la llamada al odontopediatra, es vital que nos proveas con la mayor información posible: cuando fue la caída, que tejidos vez lacerados (cortados), si hay sangrado profuso, contra qué se pegó, hace qué tiempo fue la caída. Luego de la cita de emergencia, tendremos otras citas de control. Las primeras son seguidas, puesto que debemos ir mirando de cerca la resolución del cuadro. Luego se van espaciando y un diente se considera libre de secuelas de trauma a los cinco años de pasado el evento y que no haya presentado ninguna sintomatología que nos sugiera que el diente se va a perder.
Hoy en día la odontología ha avanzado mucho. De igual manera el manejo del trauma dentoalveolar. Pero lo más importante es el manejo al momento del accidente, que el niño pueda ser atendido lo más pronto posible, los tejidos blandos suturados, los dientes reposicionados, y reconstruidos en caso de fractura, la mordida estabilizada y un estricto cuidado post operatorio.