El término «trastornos del desarrollo» hace referencia al grupo de alteraciones o problemas que interfieren en la adecuada maduración y funcionamiento y que se presentan desde el nacimiento o, con mayor frecuencia, en la primera infancia.
Las alteraciones de neurodesarrollo implican dificultades en el desarrollo y funcionamiento del cerebro, que no siempre se muestran en lesiones estructurales. Algunas hipótesis sugieren una probable deficiencia en la maduración de las fibras que alteran la conectividad y, por ende, la adecuada integración en la comunicación neuronal. Frecuentemente, dichas alteraciones pueden expresarse en desfases motrices, de lenguaje, de aprendizaje o conductuales, así como en la interacción social.
Dentro del grupo heterogéneo de trastornos del neurodesarrollo destaca la epilepsia como el trastorno neurológico que se presenta con mayor prevalencia en países de bajos recursos y la patología neurológica más frecuente en la infancia. Por su parte, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se caracteriza por la presencia de inatención e impulsividad, que puede darse con hiperactividad en diversos grados. Aunque las tasas de prevalencia son dispares (amplia variabilidad por el excesivo reporte de muestras clínicas).
Por otra parte, se reporta que el trastorno del desarrollo de la coordinación, es decir, el retraso en la adquisición de hitos motores en la infancia, se presenta en el 10% en el mundo, mientras que de 8-10% de los niños muestran algún trastorno de la comunicación oral, ya sea en la adquisición del lenguaje receptivo o expresivo.