Romayra Morla
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De hablar pausado, pero firme. Así es la profesora María Cornelia Rijo, quien dedicó más de tres décadas de su vida al magisterio. Hoy pensionada y dedicada a la vida familiar, se siente orgullosa.
María Cornelia, como es conocida por padres y alumnos en todo Higüey, siempre soñó con ser educadora, labor que comenzó siendo tan solo una adolescente. Hace 27 años que contrajo matrimonio con el doctor Luis Rafael Cedeño, ex gobernador de la provincia La Altagracia.
Cuenta que a la edad de 16 años, tenía en su casa una escuelita hogar, donde impartía clases, luego al iniciar el segundo de bachillerato, asistió a una convivencia en San Pedro de Macorís, para tomar un examen y así prepararse e incursionar como maestra normal.
En 1975 vuelve a la Sultana del Este, donde estuvo dos años interna en la Escuela Normal Juan Vicente Moscoso. En 1977, regresó a su atesorada ciudad de Higüey, titulada como maestra y nombrada en la Escuela San Francisco de Asís.
En su trayecto profesional, fue enviada a ejercer el oficio a la Escuela Hermanos Trejo, centro en el que permaneció 32 años ininterrumpidos.
MI MAYOR SATISFACCIÓN COMO MAESTRAFUE TRABAJAR POR 32 AÑOS Y VER HOYTANTOS PROFESIONALES QUE PASARON POR MIS MANOS
Me siento feliz, cuando voy a una empresa, a un supermercado, veo médicos, abogados, secretarias, gerentes de bancos que me saludan y me dicen que fui su maestra, lo que indica que valió la pena dedicarme al magisterio.
Cuenta que inició impartiendo clases en sexto curso, luego la nombraron para un quinto y duró ahí todo ese tiempo. Dice que cinco o seis años antes de ser pensionada, también fue profesora de sexto grado.
Con una mirada de nostalgia y alegría a la vez, dice “mi mayor satisfacción como maestra fue trabajar por 32 años y ver hoy tantos profesionales que pasaron por mis manos. Me siento feliz, cuando voy a una empresa, a un supermercado, veo médicos, abogados, secretarias, gerentes de bancos que me saludan y me dicen que fui su maestra, lo que indica que valió la pena dedicarme al magisterio”.
“Siempre me sentí bien representada como maestra, con los directores y directoras que trabajé siempre me lleve muy bien”, resalta.
La educación actual
La maestra relata que la educación de hoy y la de antes son muy diferentes, ya que en el tiempo que impartía docencia se convocaba a una reunión de padres y asistían entre 80 a 90 por ciento.
Expresa que se mantenía una buena relación con los padres y alumnos de los centros educativos.
“Antes las madres dedicaban más tiempo al hogar, permanecían mayor tiempo con sus hijos, pero la vida se ha tornado tan diferente, las mujeres han tenido que salir a trabajar”, manifestó.
La educadora expresó que durante los últimos años que estuvo trabajando, los padres no asistían a las reuniones escolares.
Explica que el maestro de escuela normal donde ella se formó a miles de jóvenes, hoy ya no existe. En esas escuelas normales les enseñaban hasta cómo debían salir a las calles, como ir a una escuela a trabajar, mientras que en las universidades no instruyen en esas áreas.
“Teníamos una escuela, donde nosotros íbamos a practicar todos los días y ahí te preguntaban, todas aquellas cosas que tu aprendías, decían qué hiciste bien o mal y que debías mejorar. Esas escuelas normales han hecho mucha falta al sistema educativo dominicano” rememora.
Tanda única o extendida
Entiende que la tanda extendida beneficiará de manera significativa el proceso enseñanza-aprendizaje, debido a que los niños pasarán más tiempo con el maestro y así se ten drán mayor desempeño en la planificación docente.
Cornelia Rijo entiende que en cuatro horas se hace imposible agotar todos los contenidos, pues dice que a veces el maestro tiene que dejar asignaturas sin trabajar por falta de tiempo.
En el nuevo modelo planteado por el gobierno, sostiene que los alumnos tendrán su merienda y almuerzo, por lo que las madres podrán trabajar con menos preocupaciones.
“Será un proceso de adaptación difícil, pero con el tiempo irá mejorando”, expresa.
La familia
“La familia para mi es algo primordial, porque en una familia están las bases de una buena educación.
Considera que una persona que no tenga una familia bien constituida, un buen hogar, está llamado a tener dificultades, “porque de ahí depende todo, los valores, la educación, pues lo que aprendes en el seno de ese núcleo, se ve reflejado en la sociedad”.
Confiesa que “quizás sea un defecto que yo tenga, pero soy una persona muy perfeccionista, fui criada así y así he tratado de criar a mis hijos”.
La educadora agradece a Dios porque hasta ahora todo ha sido favorable en su familia. “No me quejo de mi pequeña familia. Tengo dos hijos; Luisa María y Luis Rafael Cedeño, ambos profesionales”, resalta.
Destaca que valora la honestidad en las personas, situando a Dios como la figura principal de su vida, enseñanza que dice aprendió de sus padres.
La profesora María Cornelia siente gran pasión por las plantas, a las que dedica una parte de su tiempo a cultivar y coleccionar orquídeas, convirtiéndose esto en su pasatiempo favorito.
Luisa María, su hija mayor, define a su madre como una mujer trabajadora, emprendedora y ejemplar.
Una esposa abnegada, buena hija, que vive para su familia.