PUNTA CANA. El Día del Padre dominicano se celebra todos los años el último domingo del mes julio. Es tradición realizar reuniones para comer en familia y para que los hijos repartan los regalos a sus papás.
En nuestro país, esta celebración se hacía el último domingo de junio, un mes después de las festividades del Día de las Madres, luego fue cambiada porque se consideró que un mes era muy poco tiempo para recuperarse económicamente de los gastos de la primera celebración que se hacía en el día dedicado a las madres, por lo que no tendrían dinero para hacer un buen regalo a los padres.
El origen del Día de los Padres se remonta al año 1909, cuando la señora Sonora Smart Dodd, de Washington, propuso la idea. Entonces, la festividad del Día de los Padres se expandió a todas partes del mundo, pero con diferentes fechas. En Alemania, se realiza el Día de la Ascensión de Jesús, cuarenta días después del Domingo de Resurrección. Este festejo se conoce con el nombre de Vatertag y es festivo nacional.
Lejos de ser un día familiar, es sinónimo de diversión. Son frecuentes las barbacoas en el jardín y los tours por las tabernas de la ciudad. También es tradicional realizar una excursión a la montaña con remolques o carretillas llenas de comida regional y cerveza.
En Tailandia, por ejemplo, coincide con el cumpleaños de su anterior monarca, el rey Bhumidol, que cumplía años el día 5 de diciembre. En este país, el rey es considerado el padre de todos los tailandeses. En consecuencia, celebran este día de una manera muy especial. Se ofrecen ofrendas a los monjes budistas en sus templos, y regalan una flor de canna a los padres y abuelos.
A diferencia de la gran mayoría de países, en Italia la festividad no ha alcanzado un carácter comercial. Lo que caracteriza a esta fecha aquí es la comida. Suele celebrarse con grandes banquetes en la plaza principal de las ciudades. En ellos, las familias ricas comparten mesa con las menos adineradas. En tradicional preparar para esta fecha los «Zeppole di San Giuseppe», un dulce típico.
En Rusia, es el 23 de febrero y coincide con el Día de los Defensores de la Patria. Los ciudadanos rinden homenaje a los militares, se hacen desfiles militares y conciertos con canciones patrióticas. El acto da comienzo cuando el presidente coloca flores en la llama eterna del Kremlin de Moscú.
