CUBA. Cuba definitivamente se convirtió en la inesperada noticia que abrió paso por los diferentes medios de comunicación del mundo, incluso tratando desplazar parcialmente el terrible asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise.
Y es que, el domingo 11 de julio en el lugar más inusual: San Antonio de los Baños, localidad al suroeste de La Habana, hoy perteneciente a la provincia de Artemisa, una gran cantidad de manifestantes pedían comida y medicinas y coreaban “patria y vida”, en respuesta a la consigna “patria o muerte” acuñada por Fidel Castro.
Muchos quisieran conocer Cuba, una de las últimas naciones comunistas en América Latina, antes de que la ideología, que ha gobernado la isla desde que Fidel Castro, llegara con la Revolución alcance tal vez su fin.
Pero quienes no viven allí, por más que sueñen con esta especie de viaje en el tiempo dentro de la mayor de las islas del Caribe, no siempre saben que otros cubanos también quieren que el comunismo acabe. Aunque por otro lado, y bajo mandato del presidente Miguel Díaz Canel, se motivó la marcha de otros ciudadanos revolucionarios que salieron en defensa del Gobierno de la isla, también en otros países y en denuncia del embargo estadounidense, al que responsabilizan del deterioro de la vida.
Este deterioro, del que hoy la gente en esa nación dice “estar cansada”, el Gobierno cubano lo atribuye al denominado bloqueo que desde hace varios años Estados Unidos. Se trata del embargo estadounidense a Cuba, que fue impuesto por primera vez sobre la venta de armas el 14 de marzo de 1958, durante el régimen de Fulgencio Batista.
La segunda vez fue en octubre de 1960, como respuesta a las expropiaciones de las compañías y demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses en la isla por parte del nuevo gobierno revolucionario tras la derrota del dictador y toma del poder por Fidel Castro. Aunque inicialmente excluía alimentos y medicinas, en febrero de 1962 las medidas se endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi totales.
En 1959, el 73% de las exportaciones se hacían con los Estados Unidos y el 70% de las importaciones procedían de ese territorio. Muchas compañías estadounidenses o filiales de las mismas, declinan vender bienes o servicios a Cuba, por temor a ser sancionadas por el gobierno estadounidense.
El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, acordaron mejorar las relaciones políticas, sociales y económicas entre ambos países, lo que dio lugar a que muchos supusieran que este sería el final del embargo económico, comercial y financiero hacia la Isla.
Tras la llegada al poder el 20 de enero del 2017 del entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se revirtieron muchas de las medidas tomadas por la antigua administración, ocasionado consigo el empeoramiento de las relaciones diplomáticas de ambos países.
FALTA DE LIBERTADES
A raíz de las protestas de los últimos días, en la nación caribeña se ha restringido el acceso a las redes sociales, ya que en ese país este derecho está cercenado por medidas del gobierno nacional que afectan negativamente a las posibilidades de la población para acceder a él. Esto no es consecuencia del embargo estadounidense al igual que la falta de diversidad de partidos políticos y la realización procesos electorales democráticos.
En Cuba los medios de comunicación tradicionales tales como la televisión, la radio y los periódicos que tienen la autorización oficial necesaria para circular solo son los oficialistas, es decir, son aquellos que difunden información favorable al régimen y expresan y defienden “las ideas de la Revolución”. Naturalmente, en ellos no hay lugar para los disidentes y, como consecuencia de esta situación, estos han buscado otras formas de comunicar sus ideas y reclamos. Uno de esos medios son los blogs y las redes sociales.