Santo Domingo. El más reciente caso de la pareja de esposos cristianos, que fueron ultimados por una patrulla de la Policía Nacional, cuando regresaban de predicar en una campaña cristiana, en la comunidad Los Ganchos de Pino Herrado, en Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, no es el único que envuelve a este cuerpo de seguridad en presuntas situaciones de «confusión».
A lo largo de los años, en República Dominicana la Policía ha sido recurrente en lo que respecta a ultimar personas que realmente estaban vinculadas a una situación particular ilicita.
En el año 2012, en Santiago, agentes de la Policía Nacional mataron a un haitiano, de nombre Jeffrey Feliso en el sector San José La Mina, cuando buscaban a otro acusado de robo. Comunitarios se lanzaron a las calles a protestar contra el abuso de los agentes.
En 2018, un raso de la Policía de nombre Horacio Ramón Mena López Jordán, de 21 años, quien residía en el sector Villa Pompa de Sabana Perdida, murió a causa de una herida por arma de fuego, supuestamente al ser confundido con un asaltante. A Jordán le causó la herida otro raso de la institución.
En el año 2013, en Santo Domingo Este, José Miguel Mateo Figueroa no imaginó nunca que perdería la vida a una esquina de su casa, y mucho menos a manos de quienes son los encargados de velar por la seguridad ciudadana: la Policía Nacional.
Cuando llegó a su vivienda decidió ir al colmado de la esquina de su casa a beberse un refresco. Se sentó en una silla y en menos de cinco minutos llegaron más de 10 policías, quienes sin mediar palabras le propinaron los disparos. La Policía luego informó que no esa la persona que estaban buscando y también anunciaron una investigación.
En los años 2015, 2016 y 2017, en Higüey sucedieron unos cuatros casos en los que la Policía ultimó a jóvenes entre 22 y 25 años de edad producto de supuestas confusiones.