Verón. – Con Europa convertido en el epicentro de la pandemia y Estados Unidos en emergencia nacional, los gobiernos están apretando el acelerador para limitar el devastador impacto económico de la propagación del coronavirus en las familias, los trabajadores y las empresas. Mientras cada día que pasa más países cierran sus fronteras y declaran la cuarentena para evitar la propagación del virus, la actividad económica se hunde, las empresas de los sectores más golpeados como aerolíneas, hoteles y restaurantes alertan que pueden quebrar. Muchos trabajadores están perdiendo sus empleos y las bolsas siguen en caída libre. Los gobiernos están aplicando restricciones de libre circulación por las calles no vistas desde la Segunda Guerra Mundial y aunque el epicentro de la crisis sanitaria está en Europa, Estados Unidos ya ha declarado el estado de emergencia y en América Latina los países con más personas contagiadas están siguiendo el mismo camino. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó que en la semana finalizada el 27 de marzo, la cifra de los pedidos iniciales de subsidios, ajustada estacionalmente, fue de 3,283,000, un incremento de 3,001,000 frente al nivel revisado de la semana anterior. Esto marca el nivel más alto en la historia, ajustado estacionalmente, de los pedidos iniciales. El mandatario estadounidense, Donald Trump, en camino a su reelección, está en la difícil coyuntura de proteger las vidas con medidas más drásticas o aliviar el impacto de la crisis económica. En discursos públicos ha dicho que espera reabrir los sectores con restricciones para abril 12, fiesta de pascuas, aún a pesar de que los expertos en salud advierten del riesgo del aumento en la cifra de víctimas. En ese clima, el Congreso aprobó un paquete de ayuda, liderado por Trump, para fortalecer los hogares que se quedaron sin ingresos y las empresas que necesitan préstamos para seguir funcionando. Las personas que tengan una renta anual por debajo de los US$75.00 tendrán pagos directos de US$1,200 y US $260,000 de subsidios de desempleo extensibles por cuatro meses. Sin embargo, no es claro cuánto puede durar el impacto del Covid-19. No hay a la vista tratamientos efectivos o vacunas para pensar que la pandemia va a ser rápidamente controlada y se teme que al aligerar las medidas restrictivas de contención los efectos en las vidas humanas puedan ser exponenciales. Como no se sabe por cuánto tiempo se puede extender la pandemia, es difícil para las autoridades calcular cuánto dinero pueden inyectar en las economías y qué medidas de emergencia pueden poner en práctica para mitigar los efectos más inmediatos en los ingresos de las personas. Hasta el martes, la nación norteamericana contabilizaba unos 3,600 muertos por el virus y de acuerdo a las propias estimaciones de la Casa Blanca, unos 100 mil y mil fallecimientos más podrían registrarse en el país. El presidente Donald Trump invocó una ley de 1950, que permite la intervención de empresas. El objetivo es movilizar la producción privada para luchar contra el coronavirus y podría, por ejemplo, obligar a la industria a producir suministros médicos esenciales. El gobierno suspendió las ejecuciones hipotecarias y los desahucios, al menos, hasta finales de abril. Estas nuevas iniciativas de emergencia se suman al plan propuesto por la Casa Blanca de más de US$1 billón de dólares, que se está negociando en el Congreso. El programa incluye el envío directo de cheques de US$1,000 a los ciudadanos más vulnerables para impulsar el consumo. La Reserva Federal (equivalente al banco central de EE.UU.) además de bajar las tasas de interés a casi 0 e inyectar liquidez por valor de US$700,000 millones en el mercado con la compra de bonos del Tesoro y valores hipotecarios, anunció que reanudará su programa de compra de deuda corporativa, aplicado por primera vez durante la Gran Recesión de 2008. EUROPA Italia, el país que se ha tenido centrada la mirada del mundo por el número significativo de muertes y contagios, que hasta el cierre de esta edición superaba los 12 mil fallecimientos, anunció la suspensión del pago de hipotecas, ayuda financiera a empresas afectadas, entrega de dinero para los trabajadores autónomos afectados, subsidios a los desempleados, suspensión temporal de las obligaciones fiscales de empresas y ciudadanos, prohibición de despidos por dos meses, extensión de permisos parentales y entrega de un bono para que los padres que deben trabajar paguen por el cuidado de sus hijos. Además, dijo que estudia un proyecto para nacionalizar la aerolínea Alitalia. El temor de un estallido social en Italia debido a los sectores de población empobrecida por el bloqueo del país ha generado también solidaridad y políticas de ayuda para hacer frente a la crisis provocada por el coronavirus. Por ello, el Gobierno decidió lanzar varias medidas de corte social, entre ellas la emisión de cupones para la compra de alimentos y bienes de primera necesidad, los cuales empezaron a ser distribuidos por las alcaldías, un paquete de un valor total de 400 millones de euros. En España, país que hasta ayer miércoles en la mañana supera los 9,100 fallecidos y 102 mil contagiados, el Gobierno anunció un paquete de medidas sociales y económicas para contrarrestar los efectos del coronavirus en los sectores más vulnerables de la población y sostener el modelo productivo golpeado por la emergencia del COVID 19. Las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros incorporan ayudas para inquilinos, autónomos y pymes quienes enfrentan un horizonte oscuro ante la crisis. A su vez el Instituto de Crédito Oficial abrió el grifo del dinero y pondrá a disposición de los ciudadanos un sistema de microcréditos públicos, sin comisiones ni interés, para que todas las personas en situación de vulnerabilidad puedan hacer frente al pago del alquiler de su vivienda habitual. Los inquilinos que se beneficien de estos microcréditos públicos podrán devolverlos en un plazo de seis años, ampliables hasta diez en caso de que tengan dificultades. También está aprobada una prestación específica en forma de subsidio por desempleo para todas las personas trabajadoras del hogar dadas de alta en la seguridad social y que hayan tenido que dejar de prestar servicios, total o parcialmente, como consecuencia de la crisis, o cuyo contrato se haya extinguido con posterioridad a la declaración del estado de alarma. Aunque el número de infectados por el virus en Alemania llega a casi las 66.000 personas, la cifra de muertos es de 616 (hasta el martes 31 de marzo). La toma de conciencia más temprana que en otros países y las numerosas pruebas han ahorrado tiempo y han preparado a los hospitales para una mayor afluencia de casos graves que requieren cuidados intensivos y asistencia respiratoria. Alemania tiene el mayor número de camas en Europa para enfrentar un problema sanitario de estas características. No ha optado, además, por una estricta cuarentena, como lo han hecho Francia o Italia. Los viajes están regulados, pero siguen siendo flexibles: ir de compras, ir al médico o al trabajo, hacer un examen, hacer deporte solo, todo esto sigue siendo posible. Estas medidas deberían reducir los contactos sociales y, por consiguiente, el número de infecciones, a fin de evitar, como en Italia o España, que los hospitales se vean desbordados por la afluencia de pacientes en estado grave. En tanto que, en Francia, el Estado asumirá el pago de los créditos bancarios contraídos. También se suspenderá el pago de impuestos y cotizaciones sociales, de las facturas de agua, luz y gas, así como los alquileres. El Gobierno deberá concretar este paquete de emergencia, cuya aplicación no va a ser fácil con una Administración que funciona a medio gas y, en gran parte, de modo telemático. Está por ver si los buenos deseos podrán ser aplicados a nivel práctico. Otra medida importante afecta a los taxis y los hoteles, que estarán a partir de ahora al servicio de las necesidades del esfuerzo sanitario. El Estado pagará sus servicios y será movilizado el ejército, que montará hospitales de campaña en las zonas más afectadas por la epidemia, como Alsacia, y realizará otras misiones que sean necesarias, como el traslado de enfermos. Suecia, pese a la conmoción mundial y con vecinos críticos en muertes y contagios por el COVID-19, descartó desde un principio cierres a gran escala de la actividad económica. Impuso algunas restricciones, como un límite de quinientas personas a las reuniones públicas, y adoptó una estrategia contemplativa, centrada en esfuerzos puntuales. Suecia suma 146 fallecimientos, frente a los 77 de Dinamarca y los 32 de Noruega.]]>