Oscar Quezada
oquezada@editorabavaro.com
SANTO DOMINGO. Con su intervención en la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), el presidente Danilo Medina reafirmó su peculiar estilo de gobernar y reivindicó el orgullo nacional ante la comunidad internacional. La semana pasada, con su efusivo discurso ante ese organismo de integración regional, Medina sorprendió no sólo a la comunidad internacional, sino también a su propio país, acostumbrado a las poses conservadoras de los mandatarios dominicanos cuando asisten a esos mismos escenarios.
La tradición ha sido que siempre que un Presidente dominicano acude a esos eventos, asume posturas meramente diplomáticas, sin importar la naturaleza de la situación o realidad que esté obligado a defender para preservar los intereses nacionales. Pero la coyuntura y la forma de gobernar de Danilo imponían una participación ante la CELAC, que elevara la moral de República Dominicana ante el mundo.
La razón fundamental de la feroz defensa del Presidente a la soberanía nacional fueron los ataques despiadados que varias naciones de la Comunidad del Caribe (CARICOM) vienen haciendo al Estado dominicano, a raíz de las consecuencias derivadas de la controversial Sentencia (168-13) emitida por el Tribunal Constitucional.
Danilo logró que los medios internacionales difundieran su afrenta a los cuestionamientos que en plena cumbre hizo el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien no perdió tiempo para repetir que República Dominicana intenta dejar sin patria ni nacionalidad a cientos de miles de haitianos nacidos de este lado de la isla compartida con Haití. “No es cierto que en la República Dominicana se le ha quitado la nacionalidad a nadie”, proclamó Medina.