SCARLET HERNÁNDEZ /
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Punta Cana. A partir de los años 90’, los procedimientos quirúrgicos para transformar los rasgos físicos y hacerlos más agradables a la vista, se han convertido en una moda a la que muchos acceden, sobre todo las mujeres, con la misma frecuencia con que se cambian el color del pelo.
Cada año la industria de la cirugía plástica recauda 20 mil millones de dólares, según un estudio publicado por E Entreteiment Television, siendo los procedimientos más comunes la liposucción y la mamoplastia.
El reconocido cirujano plástico dominicano Luis López Tallaj, afirma que ha recibido pacientes que se han realizado tres liposucciones en un período no mayor de dos años, y acuden a él en busca de otra cirugía para eliminar grasa localizada. Tallaj explica que estas personas tienen hábitos pocos saludables, son inconscientes y piensan que la cirugía plástica es magia. Asegura que por estas razones rechaza a ese tipo de pacientes.
Sin embargo, no todos los profesionales de la estética aplican ese criterio y muchos pacientes caen presos de la dismorfofobia, que es un trastorno que consiste en una preocupación exagerada y fuera de lo normal, por algún defecto percibido en las características físicas, ya sea real o imaginario.
Algunos de los casos de dismorfofobia más conocidos son el padecido por el fenecido rey del pop Michael Jackson; la llamada “mujer gato”, Jocelyn Wildenstein, quien se realizó más de 30 cirugías, logrando un rostro totalmente deformado, y Ricardo Fort, quien con sólo 45 años ya había pasado 27 veces por el quirófano, sólo para transformar su apariencia.
Las causas de este trastorno son varias: biológicas, psicológicas, sociales, la personalidad obsesiva o perfeccionista y, sobre todo, cuestiones culturales y sociales. En la mayoría de los casos, el resultado inmediato tras la cirugía suele ser muy satisfactorio, pero al poco tiempo el paciente comienza a rechazar su nuevo esquema y vuelve a operarse.
Por esto el doctor Tallaj afirma que los pacientes con este trauma, el cual es muy fácil de detectar, deben ser referidos a un psiquiatra. En la interminable búsqueda por la perfección tanto los pacientes como los profesionales de la estética deben asumir una gran responsabilidad.
Los pacientes deben entender que la cirugía plástica es una operación como cualquier otra que implica riesgos y que los resultados no siempre son los deseados. Los profesionales de esta área de la medicina, tal como afirmó el doctor Tallaj, deben tener la suficiente ética profesional para no dejarse llevar por la avaricia y sólo realizar procedimientos en pacientes que requieren las cirugías correctivas, con indicaciones acertadas, lo que a la larga, se traducirá en una autoestima fuerte y elevada, ya que en cirugía plástica, menos es más.