El término trastorno de Tourette emerge en el campo de la psiquiatría con la aparición de la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-III) en el año 1980.
El síndrome de Tourette es un trastorno neuropsiquiátrico heredado, con inicio en la infancia, caracterizado por múltiples tics físicos (motores) y vocales (fónicos). Estos tics característicamente aumentan y disminuyen; se pueden suprimir temporalmente, y son precedidos por un impulso premonitorio.
El síndrome de Tourette se define como parte de un espectro de trastornos por tics, que incluye tics transitorios y crónicos. La terminología utilizada para referirse a él ha sido trastorno de Tourette (del inglés Tourette’s disorder), aunque también se usa y está reconocido y aceptado el término síndrome de Tourette.
El síndrome de Tourette se consideraba un raro y extraño síndrome, a menudo asociado con la exclamación de palabras obscenas o comentarios socialmente inapropiados y despectivos (coprolalia), pero este síntoma está solo presente en una pequeña minoría de afectados.
Este síndrome ya no es considerado una enfermedad rara, pero no siempre es correctamente diagnosticado, porque la mayoría de los casos son leves y la severidad de los tics disminuye en la mayoría de los niños a su paso por la adolescencia.
La prevalencia de tics transitorios y crónicos en niños en edad escolar es alta, y los tics más comunes son parpadeo de ojos, toser, carraspear, olfatear y movimientos faciales. Un Tourette grave en la edad adulta es una rareza, y no afecta negativamente a la inteligencia o la esperanza de vida.