SAN PEDRO DE MACORÍS. Las ventas informales por parte de nacionales haitianos en las distintas vías de los pueblos que conforman la región Este se ha convertido en algo rutinario y con muy poca regulación por parte de las autoridades.
Muchos de ellos lo hacen de forma ambulante. Es decir, caminando con canastos, carretillas y otros instrumentos para hacer llegar la amplia variedad de productos a sus clientes. La ocupación de las aceras y espacios públicos es otra de las acciones que realizan los inmigrantes del vecino país, sin que los ayuntamientos pongan correctivos a esa anomalía, que crea trastornos a los peatones.
Las ventas de ropas usadas, la cual adquieren en los mercados que operan en los pueblos que hacen frontera con Haití, es uno de los lugares donde se abastecen, al igual que en centros comerciales de la Republica Dominicana, como el que funciona en Villa Consuelo, en la capital, donde compran pacas de ajuares usados, los cuales venden en los lugares donde se instalan.
En la avenida Central del municipio Guayacanes en la provincia de San Pedro de Macorís es muy notoria la presencia de estos vendedores. Desde tempranas horas de la mañana llegan en sus camionetas, colocan una lona para cubrirse del sol y ahí inician sus labores cotidianas.
Allí ofrecen toda clase de mercancías, desde camisas que su precio oscila entre 100 y 200 pesos y con un blanco de clientes que en su mayoría son de su misma nacionalidad, según nos contó Mariana Luis, quien lleva más de 10 años dedicada al negocio.
En las inmediaciones de los grandes centros comerciales es también notoria la presencia de estos vendedores, quienes comercializan productos como aguacates, mangos, guineos, caña en fundas, maní tostado y coco de agua, muchos de ellos utilizando los denominados triciclos para movilizarse por los distintos sectores de la ciudad.
SUPERVISIÓN DE LAS AUTORIDADES
Las direcciones Provinciales de Salud cuentan con un departamento de Salud Ambiental, los que se ocupan de verificar que los productos cocidos que venden en las calles cuenten con las garantías de salubridad para ser consumidos.
Miguel Cabrera, quien dirige ese departamento en la Dirección Provincial de Salud de San Pedro de Macorís, al hablar para este semanario manifestó que regularmente realizan inspecciones a los establecimientos que expenden alimentos. Sin embargo, afirma que con los haitianos se torna difícil, ya que muchos de estos venden los productos de manera ambulante, pero que se han realizado jornadas en con- junto con las autoridades municipales ya que algunos ocupan los espacios públicos.
EN VERÓN-PUNTA CANA
En el distrito Municipal Verón-Punta Cana, al igual que en otras demarcaciones de la región Este, la presencia de la comunidad haitiana es notable con la comercialización de mercancías. Aquí, los haitianos dominan la venta informal, teniendo como espacios para exhibir sus productos las aceras de esta localidad turística, teniendo una presencia más acentuada en los sectores como Villa Esperanza, Playwood, el Hoyo de Friusa y Monte Verde (Mata Mosquito) en esos improvisados espacios los haitianos se dedican a la venta de frutas, vegetales, bultos, cremas, perfumes y otros objetos.
El joven haitiano, Wisnel Deglacia, quien reside en La Romana, y que se dedica a la venta de productos de manera informal, narra que cada día se levanta bastante temprano para ir al mercado de la ciudad, para abastecerse así de aguacate e iniciar su faena diaria con lo que logra el sustento de su familia.
Otros inmigrantes más afortunados son los que pueden alquilar un pequeño local comercial para desde ahí vender sus mercancías, la cual adquieren de los grandes establecimientos ubicados en la ciudad Capital.
EN EL SEIBO
Las actividades comerciales de los haitianos en El Seíbo ha mermado un poco en los últimos meses, esto producto de la pandemia, aunque ya en vías principales como la Manuela Diez Jiménez, se puede observar que los vendedores habituales han ido tomando su ritmo con sus puestos fijos donde venden una amplia variedad de productos.
Andrés Julles, quien se encuentra apostado en las inmediaciones de la cárcel pública, contó que consigue los productos viajando al mercado nuevo de la Capital y en algunos casos le compra a productores agrícolas de la zona. “Me ayudaron a conseguir esa camioneta y me pongo a vender ahí en la guagua todos los días en la avenida, menos los días que voy hacer la compra”, contó el señor Julles.
El ex encargado de la Policía Municipal de El Seíbo, Cornelio Ventura, indicó que en su momento tuvieron la intención de resolver el problema de la ocupación de espacios públicos por parte de los vendedores ambulantes. Esto así, puesto que la Alcaldía es el órgano regulador para hacer frente a la situación.
El alcalde Leo Francis Zorrilla tenía esa determinación para que eso se regularizara, pero luego comenzaron a surgir ideas encontradas ya que quienes se dedican a esa práctica son personas de escasos recursos y que era el único medio que tenían para el sustento de su familia, por lo que se optó ubicarlos en otros espacios de menor circulación.
El abogado y ex congresista Frank Martínez manifestó que el organismo a coordinar el uso de los espacios públicos es Planeamiento Urbano, ya que la ley 176-07 en su artículo 179 lo faculta. Afirma que se torna más difícil con los nacionales haitianos, ya que estos realizan sus ventas en movimiento y no violan ninguna norma que le impida realizar sus prácticas comerciales.
Apuntó que existen instituciones, como la Dirección General de Migración, que sí puede actuar en los casos de esos haitianos que se encuentren de forma ilegal en territorio dominicano. Explica que con aquellos que venden alimentos el Ministerio de Salud Pública sí puede intervenir en la supervisión de los mismos, y en caso que se encuentren alimentos no aptos para el consumo humano tomar las medidas que sean necesarias para resguardar la salud de los consumidores.
El sector de la venta informal por parte de los nacionales haitianos entra en competencia con el de la construcción, donde se puede observar que en la mayoría de lugares donde se levanta una edificación o una obra gubernamental la mayoría de obreros son de nacionalidad haitiana.