Dijo Hipócrates “Más vale una onza de prevención, que un kilo de curación”.
La salud integral se obtiene siempre y cuando consideramos un deber mantenerla, mediante la aplicación de una conducta de vida disciplinada.
La población femenina ha mantenido en los últimos 50 años una práctica concienzuda con relación a la salud de sus órganos genitales muy diferente a los hombres.
Es mínimo el número de mujeres que no se realizan: un Papanicolaou, sonografías de mamas, y de útero (pélvica), por lo menos una vez al año de manera preventiva, y aun así el número de mujeres afectada de cáncer de estas áreas va en aumento.
Existen enfermedades como la infección pélvica inflamatoria, que se instala de una manera sencilla, pero puede convertirse en compleja, si no es tratada correctamente y a tiempo.
Es muy común escuchar a mujeres decir que tienen dificultad y molestias al orinar, presencia de flujo vaginal, incomodidad al tener relaciones sexuales, causas estas que alteran su ritmo de vida.
Los óvulos y antibióticos tienen su indicación específica, las duchas vaginales introducen al interior las bacterias productoras de la enfermedad, pudiendo conducir al cierre de las trompas de Falopio, y con ello podemos tener, embarazos ectópicos etc.- puede la práctica de relaciones sexuales con diferentes parejas conducir a padecerla.
La higiene vaginal correcta es la piedra angular, en la salud genital de nuestra población femenina.
La visita al médico-familiar o al ginecólogo, por lo menos una vez al año debe ser una rutina en toda mujer.
Una mujer con salud genital óptima posee más de un 75% de salud integral de su cuerpo.