Antonio Cedeño (Macho) / machocedeno@hotmail.com
Entonces me puse a observar qué sucedÃa entre el lapso que debÃa transcurrir entre la anunciación de la noticia y la ejecución del hecho. Me encontré que el tiempo morÃa en los brazos formados por las manecillas del reloj y, la mañana no avanzaba.
Decidà moverme en el pasillo en forma de paseo interior, estaba visiblemente nervioso. Luego llegó un militar, abrió las rejas, nos condujo al espacio contiguo abierto donde estaban los demás presidiarios. Extrajo un pliego de papel de uno de sus bolsillos y comenzó a leer: Fulano Viñas, zutano Vásquez, Mengano Cáceres,-nuestros nombres no sonaban-. Pensé que no estábamos en la â??maldita listaâ?; al fin dijo: Pedro Rolando Cedeño Herrera, Manuel Herrera â??Lico -, doctor Rolando Cedeño Valdez, doctor Arévalo Cedeño Valdez, VÃctor Livio Cedeño Jiménez, Manuel Aquiles Cedeño Jiménez, Miguel Ãngel Cedeño Jiménez, Vinicio Herrera, Conrado Herrera, Antonio Cedeño Cedano, y asà sucesivamente hasta terminar de leer la lista.
El doctor Antonio Rosario y el doctor Arturo Despradel, ambos ex rectores de la Universidad de Santo Domingo, con sus miradas inquisidoras y sus oÃdos atentos, no escucharon sus nombres, no estaban en la lista.
Concluido el primer acto, llegó otro hombre vestido de camuflaje con un perfumador en las manos que nos mandó a levantar las axilas, rociándonos el espray, por el cuerpo las axilas dándonos un baño de olor, entonces éramos hediondos- perfumados, de esencia extraña al olfato.