miércoles, mayo 8, 2024
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La chica con los bolsillos rotos: La importancia de saber remendar /5

Shirley Santana HerreraLa chica con los bolsillos rotos: La importancia de saber remendar /5

Shirley Santana Herrera | shirleyjsantana99@gmail.com
En uno de los campamentos de verano a los que asistí cuando era mucho más joven, nos enseñaron a hacer diversas actividades: hacer merengue (el nombre fino del suspiro), a dibujar y a coser, cosas muy de â??chicasâ?, pero no entraré en ese tema, no todavía. En las lecciones de costura nos enseñaron a hacer los ruedos de piezas â??invisiblesâ? una costura que no se veía en uno de los lados de un pañuelo, aunque lo hice según las indicaciones, mi costura era mucho más tosca que la de mis compañeras, luego mejoró bastante, aunque hoy ya no recuerdo al pie de la letra cómo hacerla. Me parecía sorprendente cómo con mis manos podía reparar algo, pude crear, remendar y usar esa técnica para más cosas en mi vida cotidiana. Hoy más que nunca nos toca a todos aprender a remendar, poner parches en los agujeros laborales, de nuestros ingresos y de nuestra vida como estábamos acostumbrados a vivirla. Según el diccionario remendar se define como â??coser un trozo de tela u otro material a una pieza de ropa vieja o rota para reforzarla o cubrir un rotoâ?, es decir arreglar algo roto. ¿Cuántas veces no hemos tenido que reparar algo para que se vea estéticamente aceptable? Una prenda, un ornamento o incluso a nosotros mismos. Nuestros bolsillos, a nivel generalizado, nunca se habían visto tan rotos como hoy. Lo irónico quizás resulta ser que no fue nuestra culpa, o la del fabricante de nuestros pantalones, sino de una crisis a la cual nuestra generación nunca se había enfrentado. No sabemos a ciencia cierta cuándo o cómo saldremos de ésta, lo único que debemos tener seguro es que nos tocas sacar de abajo, de donde no hay, de debajo de la patana, coser lo que no rompimos, reparar con los recursos que tengamos la realidad que nos tocará vivir. La necesidad de ser resilientes nunca se había convertido en una realidad conjunta. Remendar como podamos tratando de dar lo mejor, aunque los pedazos no combinen perfectamente entre sí, aunque no sepamos y nos toque aprender sobre la marcha, aunque no sea la mejor costura, pero toca. Saber repararnos a nosotros mismos para poder reparar nuestro alrededor y mejorarlo pasito a pasito, aunque exista incertidumbre. Me propongo a aprender a remendar, porque de algo estoy segura y es que no seguiremos rotos para siempre.]]>