El tiempo es un peligroso enemigo en zafras electorales. Unos saben aprovecharlo al máximo, pero otros, en cambio, se vuelven presas fáciles de las manecillas del reloj. Los que saben jugar con los tiempos en política, duermen más tranquilos y esperan ver los frutos de lo que supieron sembrar. Y los que durmieron cuando debieron estar despiertos, entonces sufren dolores de cabeza y de insomnio. ¿Se entendió? Okey.