Ernesto Rivera (DUKE) / redaccion@editorabavaro.com
En el recuerdo (3)
Como un dato curioso, media hora antes de la salida iban estos choferes despertando uno por uno a sus pasajeros; media hora después pasaban a recogerlos y, a veces, cuando era mucha la demanda, se vendÃan unos a otros los pasajeros.
Cabe decir que estos dueños de vehÃculos eran verdaderos caballeros, respetuosos, educados y serviciales.
Hoy que nos ha caÃdo arriba toda esta plaga de los motoconchos, transporte urbano, taxistas, autobuses, los expresos y hasta la fiebre del metro (que no critico ni digo que haya sido una mala inversión), pero que tanta intranquilidad trajo a mucha gente preocupada por la economÃa y que fue plato fuerte del que se sirvió la oposición al gobierno. Cómo olvidar aquellos tiempos. Cómo no añorar esos dÃas ya lejanos de tranquilidad, despreocupación y sosiego. Y con nostalgia me pregunto: â??dónde está el Higüey religioso y tranquilo, el que nunca habÃa oÃdo hablar de drogas, el que bailaba danzones, boletos y merengue, y no soñó nunca que tendrÃa que oÃr un perreo, un merengue de calle o un reggaetón, el que no sabÃa de suizanas, de tumbes ni de dominican yorks?
¿Dónde está el Higüey que no conocÃa de atracos, asaltos, asesinatos, robo a mano armada? y lo peor, esto en complicidad con gente que se supone está para velar por la seguridad de la ciudadanÃa.
El Higüey que no temÃa a los delincuentes escondidos en cualquier rincón o al motorista listo para arrancar una cartera, un celular o hasta la vida de cualquier transeúnte. El que no se imaginó a uniformados cobrándoles peajes a los delincuentes y ayudándoles a cometer sus fechorÃas.
El Higüey que trataba el haitiano y a cualquier extranjero como a un hermano, al que tan caritativamente acogÃa, alimentaba y no veÃa en él a un atracador, a un asesino o a un violador.
El Higüey que confiaba en la PolicÃa, en el militar y en la Justicia. El que nos enseñaron a amar nuestros y que soñamos con legar a nuestros hijos.