Es una acción inconsciente que se pone de manifiesto en un alto porcentaje de los seres humanos, cuando nos proponemos obtener un objetivo olvidando una frase que reza “la desesperación es parte esencial del camino hacia el fracaso”.
Ejemplo de lo antes expuesto es una nueva práctica en el diario vivir que consiste en la disminución del peso corporal para mayor perspectiva física y elevación de la autoestima. Para corregir esta afección física y psicológica nos dirigimos a un nutricionista, el que nos señala las nuevas normas y alimentos que debemos consumir, además de asistir a un gimnasio donde un instructor nos pauta la rutina de ejercicios físicos a practicar. Ambos nos pronostican que en determinado tiempo debemos haber disminuido una cantidad “X” de peso corporal.
Al cursar cierto período cumpliendo las indicaciones señaladas por los facultativos sin haber transcurrido el tiempo señalado por ellos, nos subimos a una báscula (peso) y al mirar el reloj vemos que poseemos el mismo peso corporal o hemos aumentado (respuesta normal del organismo humano) y nos desesperamos reestructurando la dieta alimenticia y la rutina de ejercicios físicos sin consultar a los tutores que nos están dando seguimiento, trayendo en consecuencias deterioro físicos y psicológicos que puede producir lesiones corporales y alteraciones de la conducta irreversible, con sus respectivas consecuencias negativas.
Cuando nos dirijamos mentalmente en busca de un propósito para la obtención de un proyecto deseado cumplamos las normas que exigen el organigrama de adquirir esa meta, y la adquisición del éxito está pautado a obtenerse en un 100 por ciento.
“No hay ser humano más honesto que el cumple con su deber”,Eugenio María de Hostos.
La gallina se come dos libras de maíz sin usar cucharas (gramo a gramo).
“Vísteme despacio que ando de prisa”,Napoleón Bonaparte.
