Contra viento y marea
En la pasada contienda electoral, la dirigente perremeísta Betty Gerónimo ganó con una cómoda ventaja al actual alcalde del municipio Santo Domingo Norte, en la provincia Santo Domingo, Carlos Guzmán.
De esa manera, Gerónimo se convertirá en la primera alcaldesa de toda la provincia Santo Domingo, desde la creación de esa demarcación, con lo que hace historia en un sistema político-electoral en el que las mujeres todavía cargan el pesado fardo de la discriminación y la desigualdad.
Pero el triunfo de Betty no cayó nada bien a quienes le recuerdan la época en que era bailarina. Son esas voces venenosas las que insisten en desmeritarla, ofenderla y restarle importancia a los éxitos cosechados en su vida pública y personal
Con fuertes vientos en contra, Betty se convirtió en diputada por el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Y en el año 2022 obtuvo la licenciatura en Relaciones Internacionales y otra en Comunicación Social, ambas con honores por su alto rendimiento académico.
Posteriormente, completó una maestría en Administración Pública y Gestión Municipal, con lo que buscaba su preparación previa para aspirar a dirigir el gobierno municipal de Santo Domingo Norte. Pero sus detractores despiadados obvian estos logros y la hacen víctima de comentarios que revalidan la discriminación de género que persiste en el ámbito político, donde las mujeres son valoradas de manera diferente a los hombres.
La idea de que el pasado como bailarina descalifica a Gerónimo para ocupar un cargo público refleja estereotipos de género arraigados, que asocian ciertas ocupaciones o roles con la feminidad. Esta actitud sexista promueve un entorno hostil para las mujeres en la política y en otros ámbitos de la vida pública, donde son evaluadas con mayor severidad por sus acciones pasadas o su apariencia física.