Últimamente me he visto atraída por leer libros sobre liderazgo. Tengo personas bajo mi responsabilidad y considero que parte del éxito en la vida es ser un eterno estudiante. Guiar a los demás desde el servicio, es más gratificante y edifica a quienes te siguen, que imponer y obligar a aquellos que están contigo.
Al leer sobre el “círculo íntimo” y lo que estas personas representan en tu vida, me ha hecho revisar quiénes son los que me acompañan en este momento de mi vida.
Al extrapolarlo a la experiencia en el dentista, veo una gran similitud: tu experiencia será dictada por la de aquellos que te rodean.
Si lo que escuchas de amigos y familia es lo malo que es venir al dentista, ya tu propia experiencia se ve sesgada por la percepción que tienes de nosotros, a través de otros aunque nunca la hayas vivido. Si por el contrario, lo que escuchas son comentarios que denotan que venir al dentista es algo importante y normal (así como ir al pediatra, dermatólogo y oftalmólogo), donde no existen las palabras dolor, trauma, problema, entre otros términos poco amigables, pues tu experiencia no tiene por qué ser diferente.
Las películas de Disney tienen un rol protagónico en sembrar la idea en el subconsciente de los más pequeños, de que los dentistas somos los villanos. Ejemplos como el dentista de “Buscando a Nemo”, sacando una muela como un salvaje, mientras el paciente grita de dolor y un desafortunado niño aguarda en una sombría sala de espera escuchando aquellos alaridos.
Willy Wonka y la fábrica de chocolate, donde el papá de Willy Wonka es el dentista, quien en Halloween envía a su hijo a recoger dulces por el vecindario, usando un aparato de ortopedia maxilar extra oral (por fuera de la boca) y cuando llega el niño ilusionado con sus premios, los lanza a las brasas de la chimenea. El mensaje es nefasto en varios sentidos: la ortopedia maxilar te ridiculiza en público, el dentista es el cazador de dulces y su plan es eliminarlos de la Tierra, y si tu pasión es ser chocolatero y tu papá es dentista, destruirá tus sueños sin miramientos.
La odontología no es una ciencia exacta como las matemáticas -ciertamente hay procedimientos que se complican y procesos post operatorios más incómodos que otros- pero en líneas generales llegas esperando tener la experiencia narrada por tu entorno -o Disney-. De todo esto, lo importante es siempre tomar lo bueno, escuchar lo malo con oído crítico y en la medida de lo posible mantenerse en visitas de control para que sean menos las probabilidades de que necesites algún tratamiento odontológico invasivo.