viernes, mayo 3, 2024
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Proyectos ferroviarios en América Latina: ¿Cuáles razones detienen su desarrollo? 

PUNTA CANA. Los trenes que conectan ciudades y países, son una forma conveniente de viajar en Europa dada sus características como son el ahorro de dinero, la frecuencia y comodidad que ofrecen y que pueden acortar el tiempo del viaje interprovincial, estatal o internacional, en el caso de los viajes en países europeos. 

Pero esta forma de transporte tan común en países como España, Francia, Italia, Inglaterra o, incluso, Estados Unidos, resulta ser un poco corriente en la región latinoamericana que, pese a sus más de 19 millones de metros cuadrados, sigue siendo transitada por carretera. 

Pero, este medio de transporte, que durante el verano viaja cargado de pasajeros y turistas hacia las principales capitales del viejo continente, es visto con envidia por muchos latinoamericanos. 

La rapidez y el precio resultan ser dos de los factores claves que llevan a los usuarios a optar por el ferrocarril sobre los vuelos comerciales o, incluso, los viajes por carretera. Por ejemplo, la vía que conecta las ciudades españolas de Madrid y Barcelona tiene unos 620 kilómetros de longitud, sin embargo, un viaje en tren podría recorrerlos en apenas 2 horas y media. 

Entonces, ¿Por qué no cuenta Latinoamérica con un medio de transporte común entre los países de la región?, de acuerdo con la cadena británica BBC, las razones incluyen las largas distancias, el costo de construcción, y el predominio en la elección de viajes en auto y en avión, lo que continúa alejando al continente de los recorridos en tren. 

Sin embargo, es necesario aclarar que los trenes de transporte si existen en la región, pero estas no son competitivos en términos de velocidad y frecuencia. Muchos países latinoamericanos que inicialmente invertían en la red ferroviaria a mediados de los años 50, dejaron en el pasado estos proyectos por la falta de inversión que se agudizó en la década de los 80 y terminó con las construcciones ferroviarias en los 90. 

De acuerdo con estimaciones de Jorge Kohon, ingeniero civil experto en transporte y consultor del Banco Mundial, el coste de construcción de una locomotora podría costar hasta un millón de dólares por vagón, por lo que el 

costo de un tren de alta velocidad podría ubicarse entre los 20 y 30 millones de dólares el kilómetro. 

Además, otra de las trabas que frena el desarrollo de estas infraestructuras en la región es la corrupción en todas sus formas; desde el desvío de fondos hasta el uso de empresas ligadas a personalidades del mundo político y las licitaciones amañadas a sobreprecios. 

Por otra parte, además de los cos- tos y la corrupción, los nuevos proyectos de trenes de pasajeros en América Latina pueden verse enfrentados a otro gran reto; la competitividad de los viajes en avión, ya que sus precios son mucho más accesibles que hace décadas. 

PROYECTOS DE LA REGIÓN 

Pese a los retos que enfrenta, algunos proyectos de trenes en países latinoamericanos sí se han llevado a cabo recientemente. 

Unos han fracasado, mientras que otros, ya en construcción, cuentan con grandes expectativas. En el caso de Chile con una reciente propuesta del presidente Gabriel Boric, quien ha iniciado el desarrollo de un ambicioso plan de “conectividad ferroviaria”, sin embargo, la iniciativa aún se encuentra en espera de aprobación de su viabilidad. 

De acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas chileno, el proyecto de tren rápido conectaría inicialmente a la capital, Santiago con la ciudad de Valparaíso, las dos ciudades más pobladas en ese país, por lo que el ferrocarril recorrería unos 120 kilómetros en tan solo 45 minutos. 

La rapidez y el precio resultan ser dos de los factores claves que llevan a los usuarios a optar por el ferrocarril.

Mientras tanto, en México, ya se encuentra en fase de construcción el tren Maya. Una importante obra que recorrería unos 1.554 kilómetros, uniendo cinco de los destinos turísticos más importantes de la península de Yucatán como son Tulum, Cancún, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá, representando una de las más grandes obras del gobierno de Andrén Manuel López Obrador para reactivar la economía mexicana. 

Pero la obra se ha vuelto controversial dado el coste y los daños medioambientales que podrían provocar. Su desarrollo a lo largo de los últimos años ha puesto en descubierto muchas de las dificultades citadas por los expertos para la región al momento de construir servicios de transporte de larga distancia.