PUNTA CANA.- En los últimos años, República Dominicana ha sido testigo de varios episodios de violencia criminal que involucran a nacionales haitianos. Estos actos, a menudo brutales, causan preocupación y alarma en ambos lados de la frontera.
Haití enfrenta desafíos sin precedentes. Pandillas armadas han tomado el control de importantes regiones, sumiendo a la nación en una profunda crisis. La desesperación empuja a muchos haitianos a buscar refugio en la República Dominicana.
Y se teme que lo mismo hayan hecho criminales buscados por las autoridades haitianas. Sin embargo, estos eventos no deberían agudizar los conflictos. En lugar de avivar las llamas de la discordia, tenemos que abocarnos a buscar soluciones que promuevan la estabilidad y la seguridad en toda la isla.
El Gobierno dominicano tiene la responsabilidad de abordar esta situación con sapiencia y sensatez. Esto implica investigar a fondo cada crimen y garantizar que se haga justicia a los verdaderos responsables de esos actos de violencia extrema. Además, es crucial seguir insistiendo ante la comunidad internacional para la creación de un plan sostenible capaz de lograr la estabilidad en Haití.
Debemos abordar el problema desde sus raíces, identificando y combatiendo las causas subyacentes de esta crisis, como la pobreza, falta de oportunidades e inseguridad en el país vecino. En estos tiempos difíciles, se impone invocar el diálogo constructivo, en vez de alimentar odios y rencores que en nada contribuyen a la solución del problema. Es hora de un llamado a la acción conjunta, para un futuro más prometedor y menos tenso en esta isla compartida.