Las bandas juveniles son una realidad preocupante para muchos barrios, lugares en los que la paz se pierde cuando estos grupos se enfrentan a tiros, machetazos y pedradas.
En las últimas semanas ha salido a la luz pública la denuncia de ciudadanos de la Sultana del Este, advirtiendo la peligrosidad que representa para los que acuden al Complejo Deportivo San Pedro de Macorís, los frecuentes enfrentamientos entre bandas, generando daños a la propiedad privada y a poniendo en juego la seguridad de quienes acuden a
ese lugar en busca de ejercitarse o practicar algún deporte.
No deja de ser preocupante para la comunidad que los enemigos de la paz y la buena convivencia interfieran en las prácticas deportivas y el sano esparcimiento de los jóvenes que buscan alejarse de los vicios y de las malas acciones.
Debe ser, y así lo contempla nuestra Constitución en su artículo 42, que reza que: “…Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica, moral y a vivir sin violencia”, y esto no se cumple cuando se permite el surgimiento y desarrollo de bandas juveniles en los barrios de nuestro país, y lo que es peor, que estos grupos interfieran en el
sano accionar de la población.
Hoy, se denuncia esa situación que afecta a los petromacorisanos, pero lo cierto es que esta es una amenaza que se yergue sobre todos nuestros pueblos, por lo que entendemos que esta denuncia debe ser investigada y enfrentados contundentemente estos actos.