El trágico accidente ocurrido el pasado martes en el semáforo de Coco Loco, ubicado en el
Distrito Turístico Verón-Punta Cana, evidenció una vez más la irresponsabilidad de las autoridades de tránsito.
En esta ocasión, la víctima fue Yohanny García Martínez, de 42 años, cuya vida fue segada por la inacción de las autoridades encargadas de la seguridad vial en Verón-Punta Cana.
La confusión generada por la avería del semáforo en cuestión fue el escenario propicio
para el fatídico encuentro entre la motocicleta donde viajaba Yohanny García Martínez
y la jeepeta involucrada en el accidente.
Esta valiosa deportista, madre de tres hijos y empleada ejemplar, quedó atrapada bajo
el vehículo, sufriendo lesiones fatales que le costaron la vida.
Es inaceptable que un semáforo clave en una zona tan transitada lleve más de dos meses
averiado, sin que el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) ordene su inmediata reparación.
Y este no es un caso aislado, ya que otros semáforos de la zona turística tienen problemas
similares, arriesgando la vida de quienes diariamente circulan por el Bulevar Turístico.
La falta de respuesta ante este problema deja al desnudo el desinterés de las autoridades
por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. ¿Cuántas vidas más deben perderse antes de que tomen acciones concretas?
Es inadmisible que la solución a una falla tan peligrosa se postergue hasta que ocurran otras tragedias.
Este dolor y sufrimiento pudo evitarse si las autoridades hubiesen cumplido con su deber y
solucionado a tiempo el problema del semáforo.