VERÃ?N. De eliminarse en enero los programas del Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE I y Fase II), miles de trabajadores pudieran pasar a formar parte de la fila de los desempleados, según proyecciones de varios economistas consultados al respecto por este medio. A mediados de año, el programa Fase, en sus dos modalidades, habÃa beneficiado a 905,857 empleados del sector privado que laboran para 51,572 empresas.
En agosto de este año mediante el Decreto 358-20 el presidente Luis Abinader extendió la vigencia de los programas FASE I y FASE II, â??Quédate en Casaâ? y â??Paâ?? Tiâ? hasta el 31 de diciembre de este año, fecha para la cual falta poco menos de un mes. Ante este posible escenario el economista José Polanco señala que de suprimirse para enero este programa en sus dos modalidades, las consecuencias pudieran ser muy negativas en lo que respecta a la preservación de empleos.
Polanco cree que los más afectados serÃan los de FASE II, â??en donde el Gobierno cubre casi un 70% del salario de las personas de lÃnea que laboran para empresas que han reducido de forma parcial sus operaciones, en ese segmento están una gran cantidad de las Pymes y Mipymesâ?. El economista destaca que en el caso de Fase I, que es para empleados totalmente suspendidos, se presenta una situación crucial para ellos al eliminarse ese programa. Considera que puede representar el despido de ese personal, con la posibilidad de no poder recibir las prestaciones laborales ante posibles quiebras de esos negocios por la falta de liquidez.
En el programa Fase 1 el Gobierno ha estado aportando el 70% del salario del trabajador. Este aporte tiene un mÃnimo de RD$5,000 pesos y un máximo de RD$8,500 pesos mensuales por cada trabajador. En el programa Fase II el porte mensual se realiza por concepto de avance de salario por parte del Gobierno y en nombre de su empleador por un monto de cinco mil pesos dominicanos. El monto restante del salario ordinario del trabajador lo efectúa y completa en su totalidad el empleador.
CRISIS ECONÃ?MICA Y SOCIAL
La economista Gloria Marranzini señala que la crisis económica continuará mientras no se controle de manera efectiva el COVID-19, esto asà ya que el turismo es el principal motor económico del paÃs. Según Marranzini, a consecuencia de esto â??muchas familias seguirán siendo afectadas por el desempleo y la ausencia de ciertas actividades económicas informalesâ?. La economista expresa que el Estado deberá evitar problemas sociales por la carencia extrema de necesidades básicas, y la única manera de hacerlo es extendiendo algunos de los programas de ayuda social al menos por el primer trimestre 2021.
â??Dependerá de los recursos con que cuenten para financiarlos si se extienden esos programas tal y como se conocen hoy en dÃa, o si se modifican levemente en cuanto a montos y/o personas que califiquen para recibirlasâ?, explica. Marranzini dice que extender esos programas tiene un costo, que se llama endeudamiento, pero mientras los ingresos del Estado sean limitados es la única vÃa de satisfacer esta innegable necesidad. El economista Frank Marrero indica que en definitiva el Estado no puede seguir solventando estos programas debido a que son en base a préstamos, por lo que se está sobre endeudando sin retorno de capital.
Marrero opina que â??sin estos programas la economÃa estuviera mucho peor. Hay un refrán que dice la medicina sale más cara que la enfermedadâ?. Considera que se debe incentivar a las empresas pequeñas, medianas y grandes a reincorporar sus empleados. Aunque cree que eso también traerÃa problemas pues el mercado actual no está consumiendo para mantener esas empresas en funcionamiento.
Para este economista lo más correcto serÃa realizar recortes en el gasto público, eliminar la dualidad de funciones en el Estado, como son el barrilito y las dependencias del Estado inoperantes. â??Reducir el gasto público en todos los sentidos a su mÃnima expresión, para poder seguir costeando una parte de esos programas y acordar con el empresariado la entrada al programada de esos empleados para ir reduciendo esos programas de beneficiosâ?, aconseja el economist