Esta frase aplica para experiencias negativas que marcaron tu vida, ya sea por difíciles, dolorosas y que probablemente hicieron de ti una mejor persona al superarlas. Pero esa o esas experiencias pasadas no definen quién eres hoy. No te marcan de por vida. Lo que sacaste de eso, si se mantiene contigo.
Hoy, a pesar de aquello que viviste, eres mejor persona, más fuerte, más inteligente, más humano/a. Esto mismo podemos extrapolarlo al dentista. Tus pasadas experiencias en el dentista no definen las futuras visitas. Ni los futuros tratamientos. Ni el o los dentistas que conocerás más adelante ni el tratamiento que recibirás en otros consultorios.
Aunque una situación mal manejada puede traducirse fácilmente en trauma hacia el odontólogo, no tiene por qué ser así para siempre. Esa experiencia negativa vivida, no tiene por qué marcar el resto de tu vida. Puedes salir ganando de ese pasado, tener mejores elecciones en el futuro y conocer un odontólogo en el que confíes y te ayude a superar aquel episodio.
Una de las virtudes que tenemos -o debemos tener- los odontólogos es ser empáticos. Poder ponernos en el lugar del otro. Entender su temor, o su falta de interés. Conectar con nuestro paciente nos ayuda a ganarnos su confianza. La forma de lograrlo en pacientes niños o adultos, es conectando con ellos. Escuchando, yendo a su velocidad, sobrepasando aquello que vivieron y ya no les deja ver la importancia de cuidar sus dientes e ir al odontólogo. Por último, y no menos importante, otra forma de ganar esa tan valiosa confianza -que se construye en años y se destruye en un momento- es honrando nuestras palabras.
En odontopediatría yo predico esto todos los días. Una de las frases que más le repito a mis niños es “no te voy a engañar” “si digo que no haré (tal cosa) no lo haré, pero si dije que lo haré, así será”. De esta forma se relajan, prestan atención a lo que voy diciendo y se preparan mentalmente para lo que viene -si es algo que emocionalmente representa un reto para ellos-. No hay un niño que pueda decir que yo dije una cosa y al final hice otra. Y es por esto que los niños que veo por difícil que sea el procedimiento realizado, se van felices. Les dije lo que pasaría y lo que no, y cumplí.
Y tú ¿vas a dejar que tu pasado dicte cómo vivirás el resto de tus días?