En el mes de mayo se dio a conocer que el Síndrome de Burnout o agotamiento laboral había sido incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El síndrome consiste en un agotamiento físico, mental y emocional causado por el cansancio o estrés que surge por la relación con otras personas o por un clima laboral difícil.
Las personas que padecen el síndrome pueden presentar falta de energía, sentimientos de frustración, ánimo irritable, incapacidad para concentrarse, dificultad para desconectarse y relajarse después de la jornada laboral. Algunas personas pueden padecer dolores físicos, fatiga visual, dolores de cabeza y musculares, mareos, dificultades con conciliar el sueño, pérdida de peso y otros desordenes gastrointestinales.
Si bien esto está enfocado al trabajo, el deporte no está ajeno a que atletas puedan padecer de este síndrome. Un claro ejemplo es de Simone Biles que renunció a participar en las finales de gimnasia de las olimpiadas de Tokio. En las declaraciones posteriores mencionaba lo siguiente “físicamente estoy bien, mentalmente no”. Habló también de que no tenía la misma confianza y que no se estaba divirtiendo y que su principal enfoque está en su bienestar.
Como aficionados muchas veces creemos que solo están practicando un deporte y es solo un juego, pero para el atleta es un trabajo, jornadas extensas de entrenamiento, presión, miedos y ansiedad en cantidades elevadas y por estas razones es que una preparación mental es vital para evitar padecer un agotamiento excesivo.
Simone Biles ha dado una lección al mundo de que hay situaciones en donde podemos decir no y recordar por qué iniciamos un proyecto, trabajo o en su caso el practicar gimnasia, dejando claro en sus declaraciones después de ganar la medalla de bronce en su regreso en la final de barra de equilibrio, en donde dijo “solo quería salir y hacerlo por mí”.
